Patrick Miller

  • Antros
  • Roma
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
  1. Khrystell Zavaleta
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Por más de dos décadas, su piso ha atestiguado los mejores pasos de la urbe dentro de sus círculos de dance-offs. Ahí, todo tipo de personajes de la ciudad –bailarines, hipsters, fresas, rucos y taxistas– se unen por el amor al desgaste de suelas. Lo mejor es ir en las noches de los ochenta, noventa y dos miles, que son mucho más amigables que las intensas de high energy, que podrían parecen muy sanas para los inocentes: todo mundo tiene una botella de agua en la mano. (Para saber qué toca hay que checar el calendario en la página).

Vale la pena asomarse un rato al círculo de competencia de baile y ver los asombrosos pasos de quienes van cada viernes. Ellos, los héroes del lugar, se toman el baile en serio y van de pants, aunque nunca faltan las que no supieron y fueron de vestido y tacones. Lo más recomendable es ir cómodo. Todo esto da un feeling de esas películas taquilleras adolescentes de concursos de baile.

Tras la adictiva primera visita podrás llegar a pensar que los viernes fueron exclusivamente creados para celebrar en esta bodega de paredes pintadas de colores neones, que bien podría haber sido un lugar de laser tag. Una bola disco y vigorosas luces estrambóticas son más elementos del encanto propio del lugar.

Entre tanto baile, y a falta de aire acondicionado, el sudor fluye sin pudor alguno. Para saciar la sed en este magno-sauna hay dos opciones: agua y cerveza. Comprarlas implica hacer una fila (kilométrica, a veces), conseguir una ficha y cambiarla en la barra. La solución está en este secreto: camina hacia el fondo y sube al segundo piso por el lado derecho. Ahí encontrarás una taquilla vacía. Luego, camina sobre los tres escalones al lado de esa taquilla y encontrarás un lugar bien iluminado, con periqueras y una amplia barra, prácticamente para ti solo.

En una ciudad en la que la gente espera horas por la bendición de un tipo fornido para entrar a los antros de moda, el Patrick contrasta como lugar de culto en el que los prejuicios se olvidan. De pronto, los irresistibles beats de éxitos del pasado que hacen de las suyas y, mágicamente, logran que la gente ―por más diferente que sea― se deje de juzgar y se empiece a divertir. Al menos hasta las tres de la mañana, cuando cierran las puertas. Ni modo, nadie te quita lo bailado.

Escrito por Beatriz Vernon

Detalles

Dirección
Mérida 17
Roma
México, DF
06700
Transporte
Metro Insurgentes
Precio
Consumo promedio por persona $150
Horas de apertura
Vie 10pm-3am
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