Edificio Ermita en Tacubaya
Foto: Erika Miranda

Guía de Tacubaya

Le damos una explicación contemporánea al famoso dicho 'Vaya como te vaya ¡a Tacubaya!'

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El lugar donde se toma el agua -significado de Atlacuihuayan- se ha convertido en el lugar donde se toma el metro. Pero por ahí siguen algunas pruebas de que durante el siglo antepasado Tacubaya fue una de las zonas privilegiadas del país, tanto por su clima conveniente como por las impresionantes casas o los honrosos vecinos: la condesa de Miravalle, el general Santa Anna, Guillermo Prieto y Nahui Olin, por citar sólo a algunos. La delegación Miguel Hidalgo ha prometido su recuperación. Ayudémosles huroneando en el primer suburbio veraniego de la capital mexicana, revista en mano y romanticismo entre ceja y ceja. También puedes checar la guía de Polanco y la ruta de Mixocac

Imperdibles de Tacubaya

Antigua casa del Arzobispado
Foto: Erika Miranda

Antigua casa del Arzobispado

Acá estuvo la casa de un arzobispo de apellido Vizarrón, construida en 1737. En los jardines se sembraban olivos. 110 años más tarde empezó a ser habitada por los máximos gobernantes del país, como Santa Anna o Comonfort. Se le llamaba "el Aranjuez mexicano". Luego fue sede del Colegio Militar, y a partir de 1899 del Observatorio Astronómico Nacional. Tiene dos patios, ambos muy hermosos. Ante el "no se puede entrar" en la puerta, vale la pena preguntar por la encargada de difusión. Si tienes suerte podrás conocer la azotea para divisar los viejos barrios de Tacubaya -San Juan, San Lorenzo, Santísima, Santiago, etcétera- y el antiguo Rancho de la Hormiga, o sea Los Pinos, así como la casa de la condesa de Miravalle, que hoy aloja a la Embajada Rusa.

Casa Estudio Luis Barragán
  • 4 de 5 estrellas
  • Arte
  • Arquitectura
  • Miguel Hidalgo
  • Crítica de Time Out
Hay que sacar cita para tomar el recorrido guiado que cuesta 200 pesos. Vale la pena. Los altos muros que no terminan, pero que protegen, el tapanco, la biblioteca de Luis Barragán, todo está aquí. La atención es buena. Muchos japoneses la incluyen en sus itinerarios por la ciudad, quizá debamos seguir su ejemplo.
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  • Restaurantes
  • Tacubaya
  • precio 1 de 4
En este lugar hubo un pequeño teocalli que visitaba Moctezuma II, luego una pulquería llamada La Ermita y en el XIX la rara y linda casa de la familia De Mier y Pesado, cuya capilla subsiste al interior de un asilo de ancianos. Desde 1930 en el predio triangular se yergue una obra maestra del periodo premoderno en México: el Edificio Ermita, de Juan Segura. No hay que perder de vista las coladeras diseñadas y firmadas por Diego Rivera en el lobby.
Molino de Santo Domingo
Foto: Erika Miranda

Molino de Santo Domingo

"Es imposible, señor, no, no puede entrar, ni aunque conozca a alguien que viva aquí, no, señor, váyase, adiós." Imposible conocer uno de los primeros molinos de América, fundado por Hernán Cortés. Se lo debemos al policía en la entrada, quien viola todas las normas al impedir el acceso a una vía pública. Pero hace poco salió la novela Heridas de agua (Suma de letras, 2012) de Claudia Marcucetti, gracias a la cual uno puede saber más, o mejor dicho todo. Muy recomendable.
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  • Qué hacer
  • Observatorio
En la antigua calle Torres Torija, a 10 kilómetros al Surponiente del Zócalo, al inicio de una loma, se encuentra uno de los emblemas de la antigua villa de San José de Tacubaya: el Parque Lira, por el que pasearon Iturbide, Maximiliano, Simón Bolívar, Humboldt, la marquesa Calderón de la Barca y tal vez alguno de tus abuelos cuando era un jardín privado al interior de la Casa Barrón. Antes, la propiedad fue del conde de la Cortina. Hoy tiene un skatepark de buen nivel, una alberca digna, aunque casi imposible de utilizar debido a una mala administración, la ex Capilla de Guadalupe, donde en el siglo XIX los ricos oían misa y hoy se imparten conferencias. En el Parque Lira también están la Casa Amarilla, sede de la delegación Miguel Hidalgo, y el desangelado Museo del Escritor. De la elegante Casa Barrón sólo queda una pérgola que con frecuencia sirve de portería a la hora de las cascaritas. A un lado está la ex residencia de Antonio de Haghenbeck y de la Lama, mejor conocida como la Casa de la Bola -se desconoce el origen exacto de su bonito nombre-, la cual alberga un museo padrísimo que administra la Fundación Cultural Antonio Haghenbeck y de la Lama. Abre los domingos.
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