Ni común ni sencillo. Kaah Siis es un nombre complicado, en especial para un restaurante. Algunos podrían decir que eso es casi un error mercadotécnico, pero sería una teoría fácil de descartar: una vez que se come ahí es imposible olvidar hasta la compleja ortografía de este par de vocablos mayas que quieren decir “lugar fresco”.
La propuesta, como ya se puede deducir, es usar materia prima local y de temporada, el menú está compuesto de platillos hechos con los ingredientes más frescos, por lo que cambia con regularidad, según la disponibilidad de los alimentos.
Hay algunos platos fijos, como su entrada estrella: pulpo a las brasas en cama de mayonesa de chile capón acompañado con papa, salicornia y cebolla de cambray. Posiblemente uno de los mejores pulpos de la ciudad, tiene al exterior esa seductora capa negra y crujiente que deja el carbón y que contrasta con la carne suave y blanquísima. La mayonesa, ligeramente picante, no opaca el sabor del molusco, así que la mezcla resulta memorable, en especial si se le acompaña con una copa de vino blanco.
Para el plato fuerte será necesario cambiar a tinto, de preferencia Tierra Adentro, un vino zacatecano que hasta ahora sólo es posible encontrar en Kaah Siis. Conviene pedir su versión trivarietal que combina syrah, mertlot y tempranillo, ya que esta mezcla consigue un sabor a fruta madura con notas ácidas muy sutiles que pueden acompañarte hasta el postre sin que sientas que debes cambiar de vino.
Otra recomendación es el pecho de cerdo. Con un punto de cocción que vale la pena destacar, ya que la carne prácticamente se deshace en la boca. Acompañado con salsa de chicozapote, el cerdo se vuelve un plato tan dulce y delicado que dan ganas de que no se acabe nunca.
El único consuelo que queda después de dar el último bocado es probar los postres. Para los chocolateros están las peras al vino tinto, servidas sobre una tartaleta de cacao con relleno de chocolate amargo; sin embargo, el postre de manzana es más sofisticado: un poco de dulce de leche acompañando a tres manzanas en tres texturas en helado, deshidratada y un trocito cocido al alto vacío que permite que el sabor de la fruta se concentre y se sienta más puro que nunca. Una dosis perfecta de azúcar y cítrico perfecta para terminar un primer acercamiento al restaurante del que todo mundo está hablando.