Este proyecto es algo de dos. Dos actores convocaron a dos directores para montar la misma obra, pero desde la visión de cada uno. En medio, dos diseñadores y, por supuesto, un productor y un dramaturgo, le dan cuerpo a una experiencia de teatro joven, arrojado y prometedor. Sonia Franco y Pablo Marín conforman la compañía PatoLobo y emprenden un viaje a la Escocia del dramaturgo y guionista Gibrán Portela.
Silvia Ortega y Ginés Cruz son los encargados de poner en escena este drama que aborda el mundo de posibilidades que, en un segundo, imaginan un hombre y una mujer que se encuentran por primera vez en medio de una situación de extrema violencia. “Queríamos crear nuestros propios proyectos y que estos nos pusieran, no en una zona de confort, sino de riesgo como intérpretes”, comenta Pablo, y Sonia completa: “el texto se puede montar desde dos visiones distintas y esa es la maravilla del arte”.
Eligieron un trabajo del dramaturgo de Alaska y lejos, volar porque, además de admirar sus obras, querían que ambos personajes tuvieran el mismo peso y carga interpretativa. Para complementar las duplas, el escenógrafo e iluminador Félix Arroyo, junto con la vestuarista Gisel Sandel, viste ambas propuestas que se presentan en dos puntos distintos de la ciudad.
Al lado del productor Raúl Morquecho, Sonia y Pablo buscan la autogestión de sus ideas teatrales. A decir de Pablo, saben lo que eso implica: “interpretar el mismo personaje para dos visiones distintas ha sido un gran reto actoral. Muy rico, pero muy difícil, no solo en la parte artística, sino en la gestión: en las escuelas de actuación falta una materia de gestión cultural. Nadie nos enseña que podemos ser los realizadores de nuestro proyecto”.