Intersticios

El dramaturgo Diego Álvarez Robledo, ganador del Premio de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2011, creó un collage escénico en torno a una anécdota verídica: una mujer, en medio del tráfico del segundo piso del Periférico, bajó de su camioneta y se arrojó al vacío. Esto es un mero pretexto para hablar de la ciudad como un organismo en constante construcción.

Cuatro personajes en una mesa se reúnen para contar el suceso en una habitación, que es –al mismo tiempo– una ciudad, un personaje cotidiano. Cada uno tiene su propia obsesión, la historia que cuenta y encarna. Luego se proyecta en otro personaje para dar continuidad a este cuadro, como dijera Diego Álvarez: “Quise construir una obra a manera de grabado de Escher, que comience en un punto, que termine en su oposición y se repita”.

La obra está planteada como una apuesta a la estructura. Diego Álvarez desarrolló varias historias que chocan unas con otras, los actores entran y salen de la realidad de las mismas con el afán de descifrar la memoria. Todo esto sucede dentro de un aparato mecánico-digital, una especie de andamio con el que interactúan los actores para iluminar y sonorizar el lugar. De hecho los espectadores, por lo reducido del espacio, terminan involucrándose.

La puesta se presentó en 2013 en el teatro El Milagro, un espacio muy ad hoc para el texto, porque daba la sensación de estar en una obra negra, una interpretación del espacio urbano en el DF. Ahora adapta esta ambientación a El Galeón.