Bayoneta

Después de su sorprendente participación en Tiempo compartido (Sebatián Hofmann, 2018), Luis Gerardo Méndez vuelve al ring —cinematográfico— para interpretar al boxeador mexicano Miguel “Bayoneta” Galíndez, pero, a pesar de sus rápidos derechazos, la película nos knockea desde el primer tiempo.

Tras una lamentable pelea que lo saca de combate, Miguel llega a Tirku, Finlandia, para trabajar con su exentrenador, Denis —Brontis Jodorowsky—, y preparar a Remu, un boxeador local. El frío y melancólico clima solo empeora la culpa que carga Bayoneta, siguiéndolo a todas partes.

Deprimido por perder su carrera y familia, la única esperanza de volver a su natal Tijuana es con el dinero que obtendrá tras el combate de Remu, pero un mal manejo de capital lo deja varado en Finlandia. ¿Cómo obtener dinero si lo único que sé es pelear?, se cuestiona Bayoneta. Así es como vuelve al ring, aunque Denis no lo cree capaz, lo entrena.

Inspirada en una historia ral, Bayoneta se enfoca en los últimos años del boxeador Miguel Galíndez y muestra las consecuencias del evento que paralizó su carrera, pero más allá de los hechos históricos en los que esta basada la película, Luis Gerardo me queda a deber y nunca encarna la miseria del deportista. El personaje se desvanece con los gélidos paisajes fineses, incluso cuando este toca fondo no logra abrazar la oscuridad de la situación, tal parece que está paralizado por la nieve.

Después de su inolvidable El lenguaje de los machetes (2011), el director Kyzza Terrazas vuelve con una cinta que te acertará un derechazo en la cara, pero solo logrará hacerte un rasguño en la mejilla.