Blair Witch

Hasta principios de verano, la nueva película de Adam Wingard se había llevado con máxima confidencialidad como si se tratara de material clasificado. Sólo sabíamos que se titularía 'The woods', lo que en espera de más información auguraba la típica historia de cabaña en medio del bosque. Finalmente, se anunció que lo que tenía entre manos no era otra cosa que una secuela de 'El proyecto de la bruja de Blair'.

Cuando se hizo pública la noticia, internet estalló de euforia. Anticipaban todo tipo de delicias que el director de 'Tú eres el siguiente' y 'The guest' habría podido hacer a partir de la cinta que marcó el camino del horror 'found footage', en 1999. Conocido por su ironía posmoderna, Wingard parecía tener el talante a prueba de bombas para revalorizar este subgénero, a estas alturas tan trillado.

Este clima de expectación ha acabado jugando en contra de 'Blair witch'. Sitges nos descubrió que esta vez Wingard no quiere jugar a ser más listo que nadie. Al contrario, se limita a seguir el mismo argumento, repitiendo escenario y situaciones. Los avances tecnológicos le permiten imaginar más puntos de vista sin traicionar el formato de la propuesta, y a diferencia de lo que ocurría en el original, en este caso el presupuesto permite que los sustos se manifiesten ante la cámara, en un clímax muy efectivo.