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El título en latín vaticina el sentimiento que provoca la nueva cinta del director mexicano, Carlos Reygadas, Post Tenebras Lux: en efecto, después de la oscuridad, vendrá la luz.
La primera secuencia es una tarjeta postal que representa la experiencia del filme: una pequeña niña (Rut, hija del director) corre por un campo lodoso rodeada de distintos animales, mientras ríe y se asombra por la naturaleza… por la simple belleza de vivir algo nuevo en su vida. Al inicio no comprende los ladridos de los perros, o como a cientos de kilómetros unos rayos iluminan el ocaso, ella está enfocada en disfrutar el espectáculo momentáneo que la rodea. Esta armonía de la inocencia humana, es sólo el preámbulo para que Reygadas exponga la obra más ambiciosa de su carrera.
Juan y su familia son los protagonistas ambiguos de esta cinta, la historia nunca se enfrasca en la narrativa clásica, al contrario, Post Tenebras Lux es una especie de rompecabezas que sigue la historia de este matrimonio y cómo sus obsesiones, miedos y fe, los afectan a lo largo de los años. La cámara los sigue por distintos pasajes de su vida alejada de los vicios de las grandes urbes, en una orgía en Europa o en una cena de Navidad plagada tanto de lujos, como de pretensiones culturales. Esta secuencia, expone uno de los temas recurrentes del director: la crítica a la burguesía mexicana como en su época, el movimiento surrealista detonaba burlas hacia esta clase social a mediados del siglo XX.
El cine, y en general el arte, están compuesto por símbolos, y esta es una cinta cuya verdadera estructura está diseñada para evocar preguntas y hallar significados personales; y es que Reygadas es un director que provoca discusión, argumentos y emociones encontradas. Post Tenebras Lux, al igual que otras obras que se han exhibido en Cannes no pretenden que sean bombardeadas de elogios inmediatos, su intención es llevar al cine a terrenos mucho más sensoriales, compulsivos y que nos abran los ojos ante el conformismo y la oscuridad de las cintas tradicionales.