Antes predominantemente oscuro, este bar es ahora una sopa de tribus urbanas que resulta fascinante. Aún es el espacio perfecto para decir “hola, soy darks”, pero también abundan los punks, los roqueros, los medio hippies, algún godín colado, uno que otro fresa perdido y extranjeros que quién sabe cómo llegan, pero que todo el tiempo parecen tener cara de estar haciendo el estudio antropológico de sus vidas mientras recorren esta magnífica casona de tres pisos.
Estos bares de la CDMX se ponen sombríos aún cuando no es Halloween o Día de Muertos. Ven a conocer estos espacios carentes de luz pero abundantes en diversión nocturna y cocteles.