Entrevista con Jorge Michel Grau
Foto: Cortesía de la producción

Entrevista con Jorge Michel Grau

El cine de horror distingue la carrera de Jorge Michel Grau, pero en 7:19 se adentra entre los escombros para recontar el terror del terremoto del 85

Anaid Ramírez
Escrito por
Anaid Ramírez
Publicidad

Estamos en Guanajuato, el conductor de la alfombra roja grita “We are” y el público responde con un estruendoso “ex”, pues está por llegar el músico japonés Yoshiki para presentar el documental We are X. A esa euforia se suma el gentío que intenta pasar por el Jardín de la Unión y los grupos norteños que tocan afuera de los restaurantes. Hay que nadar contracorriente porque siempre hay que llegar a la cita que indica la agenda y después correr a la siguiente. En este rush del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, Jorge Michel Grau se dio tiempo para sentarse en las escaleras del Teatro Juárez y platicarme de su nueva película, 7:19.

Esta vez no hay caníbales, como en Somos lo que hay (2010), ni una cacería en la Isla de las Muñecas de su segmento en México bárbaro (2014), pareciera que no habrá algo que nos haga saltar en la butaca... aunque no se aleja tanto del horror. Jorge Michel Grau construye un drama en un contexto real y muy aterrador, el terremoto de 1985.

“Me impresiona que han pasado 31 años y eso es mucho y poco tiempo a la vez. Mucho para que no se haya explorado ese tema o se haya abordado tan poco en el cine y desde una sola vertiente, el documental, pero no con películas de ficción. Por otro lado parece muy poco tiempo porque en cuanto hablas del temblor alguien tiene una anécdota: conoce a un sobreviviente o a una persona que lamentablemente falleció, tiene un vínculo directo con la historia. Todos los relatos están completamente enlazados. Creo que 7:19 llega en ese momento en el que ya se superó el shock y se puede hablar del tema”, introduce el cineasta.

7:19 inicia en la mañana del 19 de septiembre de 1985 y nos traslada a un edificio de una dependencia de gobierno. Personajes entran y salen como de costumbre, hasta que el sismo empieza y el derrumbe ocurre, y sólo quedan a cuadro los dos protagonistas atrapados entre los escombros. Si algo logra el cineasta con esa premisa visual y argumentativa, es una atmósfera claustrofóbica.

“Quería hacer una especie de cápsula y que los actores estuvieran ahí. Así que Alejandro García diseñó un set elevado, como a un metro y medio de altura, sostenido con unas piernas de madera. El piso tenía pequeñas puertas que se podían quitar y las utilizábamos para colocar a los actores y la cámara, luego volvíamos a poner la puerta para dejarlos completamente aislados. Eso generaba mucha energía entre los actores porque estaban literalmente aislados y en ese mundo de escombros”, cuenta Jorge.

Ese terror claustrofóbico no se lograría en la misma intensidad de no ser por el dueto actoral que presentan Demián Bichir y Héctor Bonilla. Acompañados de otros tres intérpretes de teatro que no vemos porque están en otras partes de los escombros, sostienen gran parte de la película al proyectar desesperación, angustia y luego sensatez para organizarse como la sociedad civil que trabajaba afuera.

Esa selección le funciona. Aunque el director confiesa que inicialmente no tenía a Bichir y Bonilla en su radar, surgió la oportunidad de que ellos leyeran el guión. Los histriones no sólo aceptaron, pusieron manos e ideas a la obra para darle a la cinta el realismo que ameritaba. “Cuando tienes actores así, tan propositivos, tan echados pa’ delante, con tantas ganas colaborar y de hacer que la historia crezca y tenga más volumen, no tienes mas que aceptarlos”, dice.

Entre las actuaciones y la investigación de meses que realizó Jorge y su guionista, Alberto Chimal, fue como recrearon esos días de miedo desde la perspectiva de los que estaban dentro esperando por ayuda.

“La magia del cine, y de esta película en particular, es que prácticamente nadie ha estado bajo esas circunstancias. Lo único que intenta lograr es que la gente diga: ¡claro! así sucede. Ese es el gran reto al que nos enfrentamos, que todo el mundo tenía que reconocer esa situación como algo verídico aunque nunca lo hubieran visito”.

El filme no sólo replica el miedo de estar atrapado, sugiere un monstruo que desde antes de ese sismo y hasta nuestros días acecha a la ciudad, la corrupción.

“Creo que la única responsabilidad del cine en sí mismo es convivir con el presente. Si tú volteas hoy en día a ver la situación de este país y la evades, se me hace algo irresponsable. Entonces, encajaba muy bien la anécdota de dos personas que trataban de sobrevivir a una tragedia y que la única posibilidad de salir de ahí es coordinándose y organizando la sociedad civil. Por eso creo que la película era urgente y que podía tener esas aristas de comentario social sin convertirse en un panfleto, sino que se contuviera y que dentro de la historia hubiera una sensación de presente y realidad constante”, finaliza.

7:19 tendrá una premier el 19 de septiembre para después estrenarse a nivel nacional el 23 del mismo mes. 

Recomendado
    También te puede gustar
    También te puede gustar
    Publicidad