Está enfrente del Jardín Hidalgo. El edificio formó parte del convento dominico de la parroquia de junto. Es muy interesante el busto de Manuel Gamio, quien investigó bastante sobre Azcapotzalco, la fuente del primer patio y, por supuesto, el gran mural en la escalera, reciente y ambicioso, que retrata la historia de los miembros del hormiguero, desde los tepanecas hasta los chintololo (gentilicio cariñoso que quiere decir "nalgón"). A la vueltecita hay que visitar la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas para admirar el mural de Juan O’Gorman. Vale la pena pasar por el “¿se registra, de favor?”.
Ni queda tan lejos, ni es tan complicado llegar, ni está tan feo. De hecho está precioso. Eso lo saben bien los miembros del hormiguero (Azcapotzalco significa "lugar de hormigas"), sus parientes y sus amigos, pero ¿por qué el resto de los capitalinos no valora la riqueza del antiguo reino de Tezozómoc, más antiguo que la misma Tenochtitlan? A lo mejor porque no han leído este artículo o porque no se les ha ocurrido contactar a una de sus afables cronistas: María Elena Solórzano (solmalena@hotmail.com). No hay prisa, Azcapotzalco nos espera desde el siglo XIII.