Disfrutar del baile es contagioso. Con este principio el coreógrafo canadiense Sylvain Émard diseñó en 2009 El gran continental, una pieza multitudinaria que interviene los espacios públicos y en donde se combina la danza contemporánea con el baile popular. En 2011 se creó una versión mexicana y este mes se repetirá la experiencia.
Creada originalmente para el cuerpo canadiense, la obra se tradujo al cuerpo latino a través de la introducción de ritmos como la cumbia, el danzón, la salsa, el techno y el country. Su estructura básica es la danza en línea, un tipo de baile en el que interviene la participación colectiva de un grupo de personas. Según Émard, uno de los valores que promueve su pieza es “el fuerte sentimiento de estar juntos, de compartir una experiencia bailando”.
Mariana Arteaga, directora del proyecto en México, explica que en la edición de este año participan 150 voluntarios, todos ellos aficionados pero con un profundo interés y amor por la danza. Uno de los propósitos de El gran continental es demostrar el poder que ejerce el cuerpo en movimiento, la magia de quien baila para integrar a varias personas muy distintas entre sí.
El proceso de construcción y diseño, la investigación coreográfica local, el montaje con los voluntarios y la escenificación en los espacios públicos forman parte de las cualidades de la obra. Cada una de las presentaciones en Montreal, Filadelfia, Portland, Nueva York y México ha sido diferente; sin embargo, lo central sigue siendo el trabajo colectivo de los intérpretes y la irrupción pública durante la experiencia escénica.
Con la música del Instituto Mexicano del Sonido y de Taniel Morales, El gran continental nos invitará al baile. ¿Quién se va a resistir?