El artista mexicano Martin Soto Climent (1977) retoma el cuento La bella durmiente para acercarse a los valores formales y estéticos de su proceso creativo en una instalación que traza una línea cíclica. ¿Cómo? A partir de una revisión de su producción artística plasmada en la intervención de objetos personales que hacen una analogía al letargo que vive todo artista y que toca el universo simbólico del cuento de los hermanos Grimm.
Al igual que el castillo de la historia, un estudio del artista después de varios años de abandono sufrió los abates del tiempo y el olvido. Los objetos personales que albergaba dicho lugar fueron extraídos del polvo y la humedad para armar esta instalación que es un ejercicio de arquitectura suspendida: en el tiempo, la ensoñación y el olvido.
La muestra es un experimento alejado de la realidad, por su distribución y estructura en la que destacan objetos cotidianos pero simbólicamente relacionados con La bella durmiente, como un cepillo, una corona y un hilar, así como esculturas en piedra. Los objetos son colocados en vitrinas antiguas y dispuestos sobre puertas flotantes acomodadas horizontalmente.
Además, jaulas, ventanas y la estructura primaria de una cama son suspendidas en el espacio creando atmósferas oníricas. Aunque la primera impresión es la de ver flotar curiosidades antiguas, la instalación logra el objetivo de trasladarnos al íntimo lugar de creación de Soto Climent mediante el cuento de hadas.