Como una reflexión sobre la frialdad del alma y la posibilidad de romper el hielo emocional para ser mejores humanos surge Hipotermia, obra coreográfica interpretada y dirigida por la bailarina mexicana Pilar Medina.
“Esta obra de danza contemporánea surge de la situación casi de muerte en la que vivimos: sin olor, sin sabor y sin emociones. La hipotermia se apodera de la humanidad: hay un desequilibrio permanente que enferma el cuerpo. Entonces, procuro restablecer el orden en mi alma para evitar que se congele”, subraya Pilar Medina.
La propuesta, pensada para adolescentes y adultos, dura una hora sin intermedios y se integra de tres momentos clave: el primero es la fisura en el silencio del individuo y el periplo por la ruptura del hielo, el segundo consiste en esperar a que se derrita, mientras que el tercero representa vivir en paz y construir un mundo mejor.
“Es un reto a mis 62 años bailar una obra unipersonal, con estas profundidades de abstracción. La claridad y precisión casi quirúrgica con la cual esculpo cada una de los movimientos me llevó dos años de investigación.
El escenario, ideado por Jorge Ballina, representa un paisaje gélido, inodoro y aparentemente estático. El diseño de iluminación de Víctor Zapatero juega con la metáfora de la temperatura para romper con la frialdad y provocar calidez.
El vestuario de Tolita y María Figueroa es conceptual, como una pieza de arte objeto, que permite detonar las diversas temperaturas físicas y emocionales por las que transita la bailarina.
Para generar la exacta unión entre movimiento y audio, Medina realizó una investigación en conjunto con el compositor Joaquín López “Chas”. Así, se grabaron sonidos de materiales como aluminio, tubos, plástico y agua que subrayan la metáfora de esta obra. Canciones tribales de Mesopotamia y gaitas tradicionales francesas, también integran la pieza sonora.