El grillo

Ding, dooong… suena la campana, y aparecen dos jóvenes riendo que comienzan a narrar la historia del pequeño Teo, un niño de 6 años que está a punto de conocer a un animal que transformará su vida. El centro del escenario se ilumina de colores, se vislumbra un cielo lleno de nubes aborregadas y las narradoras (Lorena Bojórquez, Ana Zavala y Sandra Rosales) crean el pueblo que Teo habita. Los personajes y la escenografía están hechos de papel, mediante técnicas de origami y escultura. Son figuras que caben en la palma de una mano, pintadas detalladamente, que nos muestran lo bello que puede ser una obra sin importar lo simple de sus materiales. La estética de la obra nos hace recordar al pintor René Magritte, por las tonalidades de la escenografía y las figuras surreales de los personajes.

Los niños permanecen atentos, las actrices interactúan con ellos, ya sea para hacerles preguntas sobre sus bichos favoritos o para sorprenderlos con las figuras de origami que manipulan para darle vida a Teo y a un insecto saltarín.

Al no querer dejar libre al grillo, Teo se encuentra con una realidad desconocida, que hace pensar sobre el hecho de que hay cosas misteriosas de las que no tenemos explicaciones. La obra evidencía que la vida es prestada y muchas veces nos enfrentamos a pérdidas difíciles.

El grillo es una obra basada en el cuento de la actriz y dramaturga Suzanne Lebeau y es montada por la compañía Teatro Luna de Papel, que se caracteriza por utilizar el origami para la creación de personajes y la escenografía de sus puestas en escena.