La primera pregunta, luego de descubrir este lugar, es "¿por qué diablos no se me ocurrió a mí?". La idea es tan sencilla que se torna brillante: El Traspatio –como bien dice su nombre– es el patio trasero de una casa hecho bar. Y ya.
Quien haya estado en una fiesta de patio ya sabe cómo es: el anfitrión instala la parrilla, se improvisan unas mesas y alguien prende el radio para que haya un poco de música mientras salen las hamburguesas. Así es aquí.
El antiguamente llamado Patio Pérez ofrece varios beneficios: como no estás poniendo tu propia casa para la fiesta no tendrás que recoger y el menú será más amplio que aquel que tú puedes armar. Además de hamburguesas, hay arrachera, verduras y choripanes que tienen la virtud de ser aderezados con la cantidad adecuada de chimichurri.
Como recompensa adicional, la sensación de estar en una fiesta casera es natural, desde la decoración hasta el audio de bocina imperfecta.
Aquí nadie llega "vestido para el antro". Todo se trata de tomar mezcal o cerveza mientras el aire se llena del siempre seductor aroma de la carne al carbón.