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Parada básica en la vida y en el desamor. ¡Que fluyan los tequilas! ¡Desgastemos las cuerdas vocales con las de José Alfredo Jiménez! ¡Que estallen los chiflidos y aplausos espontáneos! Hay mariachis para pedir canciones y antojitos mexicanos para picar. Un templo mexicano que, si bien por su historia y su fama tiene precios más altos de lo que debería, también es cierto que hay que ir al menos una vez en la vida.