Es el de las tortas Biarritz, que llevan ahí desde los años cuarenta, a un ladito de una de las primeras cocheras de la ciudad. El edificio es de 1937 y lo construyó el famoso Francisco J. Serrano. Muchos creen que el edificio perteneció al torero Armillita, y que por eso Acro hace referencia a “Armillita corta rabo y orejas”. Sin embargo, Acro es sólo la conjunción de las primeras letras de los apellidos de los dueños: Acuña y Rodríguez. El Acro es un edificio streamline, de los pocos que quedan enteros, catalogado por el INBA y con un anuncio en su azotea.
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