1. Además de ser exbloguera, tuitera famosa, periodista y empresaria, algo que define a Tamara es su amor por la ciudad y por uno de sus mayores emblemas: el Metro.

    “Desde que era niña mi abuelo me llevaba en Metro a todos lados, era un explorador de la ciudad. Mis primeros recuerdos son dentro de éste, siempre me he movido en él y me ha gustado mucho, desde la iconografía y todo el diseño, me encantan. Después, estudiándolo de forma más racional, me apasionó saber que estuvo proyectado por Pedro Ramírez Vázquez y que todo el diseño tipográfico es de Lance Wyman y que fue un parteaguas en el diseño en México”.

    Su interés es tan grande que la llevó a atesorar vagones de juguete y a tatuarse en el brazo un mapa con sus líneas.

    “Lo que me impulsó a hacerlo fue mi amor por la Ciudad de México y mis ideas a favor del transporte público, además de que me gustan mucho los mapas. Me lo hizo el tatuador Lalo Silva en un estudio que se llamaba Gran Tusk. La gente en la calle me detiene para preguntarme sobre él. Hace poco iba en el Metro y unos chavos me empezaron a decir ‘Está increíble tu tatuaje, con quién lo te lo hiciste… pero ¿qué es?’. Otros cuates fresas me han dicho ‘Gooei, qué padre tu mapa del Metro, ¿es el de Paris?’. Estas situaciones me dan mucha risa”.

    Entre sus recuerdos en el metro está uno de su infancia.“Cuando tenía como cinco años, me gustaba trasbordar en la Raza para pasar por el túnel de la ciencia, cuando era bonito”. Ahora tiene nuevas referencias, por ejemplo, considera que la víbora que identifica la estación Mixcoac es muy metalera, “me recuerda a Metallica”, dice. “Plaqueta” colecciona algunas piezas referentes al Metro, tiene un vagoncito y la estación Tasqueña de juguete.

    “Hace como diez años en la Lagunilla había un puesto que vendía playeras con los dibujitos del Metro. Compré la de Tacuba y Juanacatlán; las usé hasta que se desintegraron”.

  2. Conductora del Metro

    No llegó a ocupar este puesto por azares del destino, desde niña Isabel soñaba con ocupar el sitio al frente de la famosa limosina naranja y poder transportar a millones de personas por toda la ciudad. Después de mucho tiempo y dedicación, se enteró, por su hermana, de una vacante en conducción y logró pasar los exámenes psicométricos, médicos, teóricos y prácticos que se requerían para cubrir el perfil y conseguir el puesto.

    Lleva alrededor de seis años viajando de sur a norte por las vías que van de Tasqueña a Cuatro Caminos, transporta diariamente a un promedio de 2.5 millones de personas.

    “Me levanto como a las tres o cuatro de la mañana, desayuno algo y dejo preparadas las cosas de mis hijas para que su abuela o mi esposo vayan a dejarlas a la escuela. Posteriormente me traslado al trabajo. Mi jornada laboral empieza a las 5 o 5:30 de la mañana. Cuando me toca ser conductora titular paso todo el día en el tren y doy cuatro vueltas completas a toda la Línea Azul. La hora de salida es variable, porque pueden suceder incidentes de retraso en los trenes”.

    Entre lo más atípico que ha vivido en estos seis años a bordo del convoy está un encuentro animal en la estación Normal.

    “Me pasó hace como tres o cuatro años, eran como las 7 de la noche y justo cuando me iba acercando al túnel vi una cosa blanca en medio de las vías. Fui avanzando con mucha precaución y me di cuenta de que ¡era un perro!”.

    “Lo que más disfruto es saber que gracias a mi trabajo logran llegar seguros a sus destinos, eso es muy reconfortante. Es bonito cuando la gente te agradece, por ejemplo, mis niñas son muy felices y sus amigos no les creen que su mamá sea conductora del Metro”.

  3. Programador Musical de Metro Media

    En una primera impresión, el Metro puede sonar a gentío, a Jenny Rivera y a éxitos de los ochenta. Sin embargo, si pones atención puedes sentir su verdadero sonido, ese que se pierde entre los ruidos. Damián Villa es uno de los encargados de crear atmósferas musicales para acompañar a los usuarios. Eso es Metro Media. Su labor comienza a las 6 de la mañana, con el Himno Nacional y el saludo de bienvenida.

    Durante toda la jornada y hasta el cierre del sistema se transmiten canciones, spots institucionales, preventivos y avisos por el sistema de voceo.

    Damián lleva 20 años poniendo música para todas las líneas, la programación que él y sus compañeros desarrollan se escucha en las 195 estaciones de la red.

    “Nuestra misión es tratar de darle algo rico al usuario, estamos convencidos de que los medios educan pero, en este caso, acompañan. Tenemos más de 8 mil canciones de lounge, new age, instrumental, bossa nova, boleros, música indígena y donaciones de artistas como Paté de Fuá, o algunos más alternativos”, explica Damián.

    De lunes a sábado direccionan una programación estándar que incluye un poco de todos los géneros, pero los domingos y días festivos son más arriesgados, y como la gente está más relajada pueden meter ritmos más alternativos, fuertes y experimentales.

    “Creamos listas de reproducción temáticas. Por ejemplo, para el 15 de septiembre o barras infantiles”.

    Lo cierto es que este departamento surgió casi accidentalmente. Damián narra que hace 40 años, en en el cubículo del jefe de estación de Balderas, llegó una persona con su grabadora y lo colocó junto al micrófono de la taquillera, que en ese momento estaba abierto. Así se dieron cuenta de que podían sonorizar las estaciones, aunque el departamento fue creado décadas después.

    Actualmente, Metro Media cumple su función de acompañar y hasta celebrar con usuarios y trabajadores de este sistema de transporte. 

    “Nos ha pasado que llegan usuarios con discos vírgenes a pedirnos que les pasemos algunas canciones. Recuerdo a un señor que nos dijo ‘vengo porque el sábado escuché un vals que me gustó para los XV Años de mi hija’. Otro señor nos hizo buscar una canción  con la que conquistó a su esposa. También algunos compañeros trabajadores nos llaman para pedir canciones, desde la taquillera que quiere escuchar a Miguel Bosé o los que quieren dedicarle  ‘Las mañanitas’ al cumpleañero”.

     

  4. Dueño de librería y Centro Gallero en Metro Chapultepec

    Dentro del Metro hay todo tipo de tiendas. Se puede encontrar comida, medicamentos, películas y discos, pero una de las más peculiares se ubica en la estación Chapultepec y pertenece a Eric Haugen y su familia. Es una librería que tiene una sección especial de artículos para gallos de pelea.

    Es una de las tiendas más antiguas de la Línea Rosa. Tiene 39 años abierta. La gente se acerca a comprar libros de todo tipo.

    “Lo que más buscan los clientes son libros de metafísica, autoayuda, masajes, biografías de deportistas y novelas, aunque es cierto que los libros ya no se venden como antes y la piratería también nos afecta”, se lamenta.

    El perfil de sus clientes es muy variable, desde señoras que buscan el libro de Jenny Rivera hasta jóvenes que curiosean en la sección de novelas clásicas. Lo sui géneris es la sección dedicada a artículos para gallos de pelea. El padre de Haugen trabajaba en el ámbito editorial y lo que más le impresionó de México fue descubrir la tradición de las peleas de gallos, así que decidió fusionar sus pasiones en una tienda. Con el paso de los años el perfil del negocio ha cambiado, ahora la venta de libros es su principal giro y las fotografías, playeras y gorras de gallos de pelea permanecen como testimonio del pasado, aunque algunos clientes siguen preguntando por este tipo de artículos.

    "Creo que el estar dentro del Metro nos ha permitido que un sinnúmero de personas conozcan la tienda, siento que es muy curioso que mi padre tuvo varios negocios y a la fecha el único que perdura es con el que comenzó”.

     

Ahí te voy, convoy

El Metro forma parte esencial de nuestras vidas. Entramos al mundo subterráneo para averiguar cómo ha influido en algunas personas

Publicidad
Recomendado
    También te puede gustar
    También te puede gustar
    Publicidad