A lo largo de la historia, la técnica del grabado ha sido utilizada con fines políticos gracias a su practicidad, pues permite que una misma imagen se imprima de manera múltiple para propagarse de manera viral.
Por dicha característica, el grabado tuvo un auge en el siglo XX, época de gran efervescencia política en la que no sólo funcionó como estandarte para los grupos obreros, sino que se convirtió en material documental. Es por esto que el Museo Universitario del Chopo reunió 18 piezas de litografía, xilografía y linografía que retratan la opresión y violencia experimentadas por el pintor vasco Agustín Ibarrola y el Taller de Gráfica Popular (TGP), organización de artistas mexicanos.
Conjuntar la obra de Ibarrola con la del TGP no es mero capricho. En 1937 la localidad de Guernica, España, fue bombardeada por aeronaves nazi-fascistas alemanas e italianas con el fin de instaurar una dictadura liderada por Francisco Franco, situación que llevó al dibujante vasco a crear el grupo Estampa Popular de Vizcaya. En el mismo año, en México, los artistas gráficos Pablo O’Higgins, Ángel Bracho, Luis Arenal y Leopoldo Méndez fundaron el TGP en rechazo a la guerra y el inminente ascenso del nazi-fascismo a escala mundial.
Existe, además, otro vínculo histórico: los movimientos de Estampa Popular desarrollados en España durante el franquismo se inspiraron en el trabajo de los muralistas mexicanos y en los grabados del TGP, para crear un “arte para el pueblo”.
Esta muestra reproduce las emociones de un momento específico que pareciera estar alejado de nuestro contexto actual, sin embargo, las imágenes de guerra y tanques elaboradas con trazos encolerizados, nos recuerdan que en la actualidad aún impera la desigualdad social, la impunidad y los regímenes totalitarios.