Derek Yaniger

Entrevista con Derek Yaniger

Un cardumen de ardientes sirenas y beatniks chapotean en un oasis tiki

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Un Mustang Shellby manejado a todo gas por Derek Yaniger, y Frankenstein de copiloto, se derrapa por el desfiladero de una arqueada carretera. Un triple escape cromado destila gamas de colores limitados y contornos dentados, al mero estilo del cartón americano; ése que en un parpadeo y a 180 kilómetros por hora transporta a la gráfica y la vida social de una época. Aquel que influenciaría a toda una generación de artistas que crecieron mirando caricaturas y descubriendo vestigios impresos en mercados de pulgas y tiendas de antigüedades. El trabajo de Derek Yaniger parece un martini lisérgico de colores monocromáticos y duotonos bien agitados. Se sirve y se le añade un montón de nenorras caderonas, copetes hillbilly, big bands y más alcohol.

Charlamos con Yaniger, personaje encapsulado en una época en la que Pantera Rosa fumaba cigarrillos con boquilla, con motivo de su retrospectiva de dibujos e ilustraciones en la Galería Vértigo.

¿Cuál es tu pieza favorita, o que guarde el mayor valor sentimental para ti, de Reflections of a Wide Eyed Ankle-Biter?
Uno de los primeros bocetos que dibujé hace como diez años, "Mr. Peepers", tonteando un poco. Ese cuadro aprieta cada botón retro: tiene muchos elementos de los cincuenta, mínima paleta de colores con este azul claro y rosa, esta sensación de impresión de serigrafía fuera de registro, este gag menso como de revista antigua para caballeros. Tiene todos los elementos que hacen ver una ilustración vieja como vieja.

Además del etílico aliento que brotan tus personajes, una constante de tu trabajo es el catálogo de mujeres pin up que lo adornan con sensualidad.
La gente se ha referido a mi trabajo como sexista. En realidad, trato de apostar por mujeres en roles fuertes. Estoy emulando un periodo en la historia en que la misoginia era un lugar común. Todos mis personajes varoniles son bajitos, gorditos y escuálidos, pero todas las mujeres son muñeconas.

Al final, la mayoría de la gente que escarba mi trabajo son mujeres y parecen sentirse bien con él.

De alguna forma veo mis cuadros como pequeñas máquinas del tiempo. La gente de mi generación, o gente más grande que yo, simplemente enloquece, porque nos remite a ese tipo de arte que se producía cuando éramos niños.

Se te ha catalogado en varios estilos: low brow, surrealismo pop, ¿te consideras parte de alguno de estos géneros pictóricos? ¿Cuál es la etiqueta más ridícula en la que alguna vez se te encasilló?
Si me catalogan como modernista con influencias de medio siglo, low brow o fusil retro, honestamente me importa un carajo. La gente, de hecho, se refiere a mi trabajo como fine art. La verdad, no sé qué tan fino sea.

Hace dos años tuve un booth en la Comic Con de San Diego, y llegó una chica y me dijo: "Shag, tú eres Shag". Le contesté que no lo era, pero insistía y refunfuñaba diciéndome que no sabía por qué me cambiaba el nombre. Entiendo por qué a veces sucede eso. Vaya, es un poco frustrante, pues Shag es dulce y muy talentoso, pero pienso que, como de alguna manera él fue el primero en explotar y poner en el mapa la estética tiki, mucha gente no conoce lo demás que está sucediendo. Hay muchos artistas como yo, el propio Jorge Alderete o Mitch O'Conell, que están influenciados por mierda de la vieja escuela. Si realmente pones atención -mi trabajo- es distinto en temáticas y estilos gráficos.

En tus ilustraciones y pinturas se percibe todo tipo de motivos tiki, referencias a la cultura del hot rod y un severo dejo inconfundible de vetusta caricatura americana. ¿Alguna otra influencia predilecta?
Es difícil hablar de alguna en particular. Si tuviera que hacerlo, probablemente sería Jim Flora y las portadas de los discos de jazz cuarenteros. Pero, en realidad, cada ilustrador que trabajó en un estilo caricaturesco de mediados de los cincuenta a mediados de los sesenta, las caricaturas de Hanna-Barbera y el periodo de los cincuenta donde Disney hacía bastantes cortos loquísimos.

¿Existe alguna conexión o inspiración entre tu trabajo y el de titanes de la ilustración corrosiva como David Weiman, Charley Harper, Roger Gastman o Jim Flora?
Amo a Charlie Harper, tengo un libro gordo, enorme y viejo de él. Ward Kimball -uno de los legendarios Nine Old Men de Disney, animador detrás de Los tres caballeros- fue uno de los que hacía esos cortos de Disney; él es increíble. Es realmente fácil parecerte a ellos y me causa miedo, pero realmente no quiero fusilar el trabajo de nadie. No quiero imitar directamente a Jim Flora, sólo estoy inspirado por él. Cuando veo el trabajo de periodos anteriores, me impresiona y me digo, "espera un minuto, ese estilo es muy como el de Flora; ese otro es muy como el de Harper". Creo que gran parte de la inspiración de ellos fueron los modernistas como Joan Miró o Alexander Calder.

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