Estudiaste diseño en la ENAP, ¿en qué momento decidiste dedicarte a la ilustración?
En la secundaria. Tenía un compa al que le gustaban mucho los cómics, él me dijo que había una carrera donde te podías dedicar a dibujar, era diseño gráfico o artes. Desde ahí traía la espinita.
Tu estilo tiene toques de fantasía y tu técnica es muy detallista.
Yo crecí viendo películas de horror, ésas de permanencia voluntaria en el canal cinco como La mancha voraz, La dimensión desconocida o cualquiera de zombies. En la prepa leí cómics de ciencia ficción y libros de Ray Bradbury. Por eso me gustan los temas fantásticos que hacen una parodia o una realidad multiplicada y a la vez son muy críticos. Trato de llevar todo eso a la ilustración, no sólo en el contenido sino también en la estética, que sea un tanto realista.
Has estudiado con varios ilustradores, ¿cuáles han dejado huella en tu estilo?
Los primeros talleres que tomé fueron de ilustración científica. En este tipo de dibujo no puedes reinterpretar lo que ves, tienes que trazarlo tal cual es, de ahí mi cuidado en la técnica. Después, tomé clases con un ilustrador muy bueno, Aldi de Oyarzábal, él me enseñó cómo dibujar una línea con calidad, cuál debe ser el peso de la mano y qué fuerza debes imprimirle a la hora de ilustrar.
Se cree que el trabajo del ilustrador es muy solitario, ¿es así tu caso?
Regularmente sí, justo ahorita no tanto porque estoy viviendo con Flavia Zorrilla (también ilustradora). Pero cuando eres freelance tienes trabajo desde que despiertas hasta que te duermes, incluso acostado sigues pensando los pendientes.
Ganaste el primer lugar del Catálogo de Ilustradores de Conaculta hace unos años. Cuéntame de esas ilustraciones.
Vi la película Apocalypse Now, investigué y descubrí que estaba basada en el libro El corazón de las tinieblas. Lo leí y me gustó, entonces me pareció buena idea hacer las ilustraciones sobre ese libro y ganaron. Tal vez me gustaría hacer una adaptación de esa novela para cómic en algún momento.
¿Tienes algún cómic favorito?
Me gusta El Eternauta, de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. Fue ciencia ficción que criticó el régimen totalitario en Argentina cuando desaparecían a la gente. De hecho, al propio escritor lo desaparecieron porque estaba en la lista negra de los artistas que eran considerados peligrosos para el régimen.
Sus dibujos y garabatos los puedes encontrar aquí.
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