Museo Franz Mayer

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  • Guerrero
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Museo Franz Mayer
Alejandra Carbajal
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Desde que el diseño se puso de moda, este museo también. Además de que alberga algunas de las exposiciones temporales más relevantes de esta disciplina, en él habita la colección de artes decorativas más importante del país, que van del siglo XVI al XIX.

Si no has ido y lo lees así, puede sonar como el lugar más aburrido para visitar, pero en realidad, empezando por el edificio, es un museo con mucho que ver. Hay habitaciones ambientadas con decoración de época, pinturas, mobiliario, textiles, platería, cerámica, en fin, de todo.

Hay que estar al pendiente de sus exposiciones temporales que muchas veces son excelentes y aprovechar para ver la colección permanente. Por ejemplo, es la sede oficial de la World Press Photo.

Escrito por Mara Vargas

Detalles

Dirección
Hidalgo 45
Centro Histórico
México, DF
06010
Transporte
Metro Bellas Artes e Hidalgo, Metrobús Hidalgo
Precio
$60, $25 a maestros y estudiantes, $5 a cafetería y biblioteca, gratis los martes, afiliados, adultos mayores y menores de 12 años
Horas de apertura
Mar-vie 10am-5pm, sáb-dom 10am-7pm

Qué ocurre

Rev(b)elada. Vivian Maier, fotógrafa

  • Fotografía

¿Cuántos artistas hemos ignorado a lo largo de la historia? Vivian Maier es uno de esos casos increíbles donde la casualidad juega un papel sumamente importante para descubrir la obra de una artista brillante. Ahora la obra de Maier llega por primera vez a México con la exposición Rev(b)elada. Vivian Maier, fotógrafa que trae el Museo Franz Mayer. El trabajo de esta mujer nos demuestra que los artistas (como dirían en Ratatouille) pueden venir de cualquier lado. Te puede interesar: Río de Niebla, Río de Adobe, Río de Sangre.  La fascinante historia de Vivian Maier La historia de Vivian Maier es asombrosa y conmovedora, así como sus fotografías. Nació en Nueva York en 1926. Pasó gran parte de su juventud en Francia antes de regresar a Estados Unidos en 1951. A lo largo de décadas, combinó su trabajo como niñera con su apasionado interés secreto: la fotografía callejera. Equipada con su cámara, inmortalizó la vida cotidiana en las calles de Chicago y Nueva York, pero con un detalle extraordinario: rara vez revelaba sus rollos fotográficos. Esto se debía a los altos costos involucrados, y en su lugar, opta por adquirir más rollos.  Ella no se vió como artista, no le interesó mostrar su obra a las grandes masas. Y nos habríamos quedado sin conocer su trabajo, de no ser porque en 2007, luego de que se vencieron los alquileres de su bodega, sus pertenencias fueron subastadas. Entre ellas, estaban decenas de miles de rollos fotográficos que adquirió el coleccionista John Maloof. Par

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