1. Foto: Alejandra Carbajal
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  10. Foto: Alejandra Carbajal
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Entrevista con Javier Marín

Es la primera vez que se presenta una retrospectiva doble de Javier Marín en la Ciudad de México. Conversamos con el artista sobre los placeres de la escultura

Escrito por
Cynthia Arvide
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Este año no es cualquiera para el artista Javier Marín. Celebra 30 años de trayectoria, en los que cuenta con 90 muestras individuales y más de 200 colectivas. Sin duda, es uno de los artistas mexicanos con más exposición en el extranjero, pues su trabajo se ha mostrado en sitios como la Plaza de Santa Flora, en Italia; el Brownsville Museum of Fine Art, en Texas; o la Nohra Haime Gallery, de Nueva York.

Dos museos le dedican sus salas con exposiciones independientes, pero complementarias. Primero llegó al Palacio de Cultura Banamex la muestra Terra. La materia como idea, en la que se reúnen piezas producidas en barro. Ahora el artista presenta Corpus. La belleza de lo imperfecto en el Museo Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Al inicio de su carrera Javier Marín trabajó esencialmente con barro. La selección de piezas de ese material será expuesta en el Palacio de Iturbide hasta enero. Mientras que Corpus, en San Ildefonso, reúne 49 piezas en instalaciones y esculturas en bronce, resina y algunos materiales orgánicos como semillas, carne seca y pétalos de rosa. 

“Después del barro, inmediatamente descubrí el bronce. Aunque era un material que tenía tachado de mi vida, empecé a investigar y me di cuenta de que tenía momentos muy ricos, valiosos estéticamente y apropiados para lo que quería hacer. Al ver la resina —que usaba solamente como apoyo para tener una memoria del trabajo— descubrí que posee características interesantes para hacer escultura”.

Indudablemente el lugar y el ambiente familiar en el que Marín creció lo impulsaron a dedicarse a las artes. “Soy de Uruapan, estuve hasta los nueve años allá y vengo de una familia tradicional con 10 hijos. Ahí tuve mucho contacto con los elementos naturales, como el barro. Había una necesidad de crear, inventar juguetes propios y eso nos ejercitó en el tema de lo creativo”, cuenta.

Marín estudió en la Academia de San Carlos: “Fue un período de probar de todo. Mi plan era trabajar un año en cada disciplina, pero empecé con la escultura y nunca pude dejarla. Ser escultor es un proceso que comienzas y que no tiene final”.

Para él lo más importante de la creación artística es el proceso: “Es un encuentro conmigo mismo, hay un trabajo intelectual, conceptual y además placentero. El placer de hacer con las manos tuvo que ver con que siempre he puesto mucha atención al material”, comenta.

El arte en lo no calculado
La belleza de lo imperfecto es el subtítulo de la exposición curada por Ery Camara. La frase describe bien una cualidad que se aprecia en la obra de Javier Marín. “Siempre he tenido el gusto por lo imprevisto, por el accidente y por lo no acabado, por eso provoco accidentes con la resina. ¿Cómo? Al mezclarla con materiales orgánicos que son tan opuestos, me sucedieron una serie de accidentes y de acabados no esperados que hacen de las obras algo perfecto”.

Corpus tiene como eje central la figura humana, que es también el tema constante del artista. “Es el tópico más antiguo que existe. Mucha gente dice que está agotado, yo digo que es absolutamente inagotable. No hay imágenes nuevas, hay tratamientos nuevos de lo mismo. En mi caso, encuentro nuevos retos y desafíos en la figura humana y aún me sorprendo.”

Corpus Museo Antiguo Colegio de San Ildefonso. Justo Sierra 16, Centro. Metro Zócalo. Hasta el 20 de marzo de 2016.

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