Big Bang Data
Foto: Mattza Tobón

Entrevista con la curadora de Big Bang Data

Platicamos con Olga Subirós, curadora de la exposición Big Bang Data y con el artista Ingo Günther

Escrito por
Regina Barberena
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La exposición Big Bang Data en el Centro Cultural Digital es el reflejo de la llamada “cibersociedad” y el manejo de inimaginables cifras de datos que rondan en internet día a día. El viaje emprende desde el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, pasando por ciudades como Singapur, Buenos Aires, Chile, Londres y ahora la Ciudad de México. Esta colaboración de artistas en diferentes áreas combina lo mejor del arte y el periodismo de datos.

Foto: Mattza Tobón

Olga Subirós es una de las curadoras junto con José Luis de Vicente, ambos nacidos en tierras españolas y sedientos por dar a conocer el mundo detrás del espejo: el del ciberespacio. Olga estuvo de visita en México para la inauguración, convencida de que esta fascinación por la tecnología trascendió en una muestra que hoy en día lleva como nombre Big Bang Data.

“Los usuarios se sienten propietarios de sus datos”, declara la curadora ante el cuestionamiento de qué tan vulnerables somos ante los ojos de internet. La exhibición cuenta con porcentajes del siglo XXI en materia de nuestra navegación online. Un ejemplo de ello es la pieza Mexico beats, proyección de un mapa a tiempo real sobre lo que sucede en la CDMX  conbase en registros de Instagram, Twitter y Foursquare.

Como complemento de la parte multimedia, Deep flight simula el sonido de los vuelos comerciales aterrizando en la Ciudad de México y despegando de ella; el objetivo es crear un paisaje artificial dentro de realidades instantáneas. La intensidad auditiva con la que presencias Deep flight se suma a la cautivante montaña de fotografías, las 24 hrs in photos del artista holandés Erik Kessels. Una oportunidad perfecta para ver la representación de más de un millón de imágenes: evidencia de lo privado a lo público, como mencionó Olga, “vas dejando un rastro digital”.

Foto: Mattza Tobón

Para seguir atando cabos en la magnitud de esta exposición, también platicamos con Ingo Günther, mente detrás de la pieza World Processor, quien argumenta “How would you like your work to be seen?”(¿Cómo te gustaría que vean tu trabajo?). Para él, se trata de un proyecto que conjuga su fascinación e incomprensión por la grandeza del mundo mediático. Consiste en una serie de globos terráqueos para reunir gráficamente temas políticos, ambientales y sociales. Por ejemplo, pena de muerte y matanzas extrajudiciales correspondientes a 2010 y expectativa de vida registrada en 2012.

Ingo creció en Alemania, estudió etnología y antropología cultural en la Universidad de Frankfurt, para después especializarse en escultura y medios. Desde hace más de 10 años no visitaba México (esta fue su segunda vez), y quedó sorprendido por el crecimiento y cambio de la ciudad.

World Processor es una probada de los conflictos mundiales intencionalmente acomodados en una esfera para ampliar el sentido de proporción de las cifras. ¿Qué podemos esperar del manejo de información? Günther visualiza errores en los datos; poseemos una gama informática tan amplia que puede ser “sucia” y poco confiable. Por ello es que su obra lleva actualizaciones de cinco a 19 años atrás con la ayuda de diferentes organizaciones, incluyendo la ONU.

Foto: Mattza Tobón

Pero Big Bang Data no es predicadora, afirma Olga. Sabe que hay dos caras de la moneda: en materia de avances científicos y en materia de manipulación. El proyecto pretende actuar como intermediario entre el usuario y la red para sacar el mayor provecho de la manera más segura, refiriéndose a los “datos de bien común”. De hecho, este es el nombre de un apartado de la exposición, que muestra plataformas comprometidas en materia de transparencia. Un ejemplo es el Balloon Mapping Kit, de The Public Library, la organización sin fines de lucro que ofrece mapas e imágenes de aéreas accesibles para uso de cualquier ciudadano.

Palabra clave: datificación. Pero Big Bang Data es más que la proyección de grandes cifras, pues actúa como herramienta para que niños, jóvenes y adultos naveguen conscientemente en la web. Como afirma Ingo, “el internet hace que las cosas se vean más sencillas, pero hay que ser cuidadosos”.

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