Liniers y Mont
Foto: Cortesía Liniers y Mont

Liniers y Montt: el arte de convertir el pesimismo en humor

Los ilustres e ilustradores Ricardo Siri “Liniers” y Alberto Montt presentan su Stand Up Ilustrado el 13 y 14 de junio en el Foro La Paz de la Ciudad de México

Enrique Navarro
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Enrique Navarro
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En los escenarios de Ricardo Siri “Liniers” y Alberto Montt hay pinceles, cartulinas, pintura y, según ellos mismos, un fuerte olor a fracaso latente. En cada función del Stand Up Ilustrado, los artistas se sienten al filo de un precipicio llamado abucheo.

Es quizá el pesimismo con el que Montt ve el mundo para luego reírse de él, es quizá su mismo personaje de Ansiedad hablándole al oído, o tal vez el error es de un público que, como dice el creador de Macanudo, paga por ver a dos ilustradores hablar. 

Será lo que ser quiera, pero el show en el que el chileno-ecuatoriano y el argentino ilustran en tiempo real las anécdotas del otro ya se ha presentado en Guatemala, Chile, Argentina, España, México, Ecuador y Colombia, y logrado soul out en varias de sus plazas.

Hasta donde se sabe, aún no se ha dado ese temido abucheo. Al contrario. Su show es muestra de la unidad latinoamericana, esa región del planeta que se ríe de las mismas desgracias y comparte a los mismos políticos sin sentido del humor, los gobiernos corruptos y hasta los mismos memes.

“El tema de las redes sociales permite que seamos tan mexicanos como Trino. Hay nuevas formas de hablar y comunicarse a nivel latinoamericano que tienen que ver con la transmisión de imágenes. “Oblígame prro” lo dicen desde la Patagonia hasta Monterrey y es por una maldita imagen. No creo en las fronteras”, dice Montt en entrevista vía zoom.

“Lo único que tenemos bien diferente es cómo decimos palomitas de maíz. En todos los países se dice diferente: pororó, pochoclo, cabrita… Cada país decidió que no lo iba a decir de la misma forma, pero en todo lo demás fracasamos medio parecido: todos tenemos los mismos gobiernos corruptos”, añade Liniers desde su estudio en Estados Unidos.

Empezaron presentándose libros mutuamente en ferias de libros, luego pasaron al Stand Up Ilustrado y luego al podcast, ¿cómo ha sido este acompañamiento? 
Montt: Lo que hacemos en el Stand Up Ilustrado y lo que hacemos en La Vida es Increíble es básicamente encontrar un espacio para conversar entre los dos. La Vida es Increíble comenzó justamente por la necesidad de encontrarnos después de cuatro años girando por Latinoamérica y de pronto quedarnos en casa por la pandemia. Entonces pensamos: “bueno, hagamos algo súper original que nadie más está haciendo: ¡un podcast!”.

Liniers: ¡Sí! Le pregunté a Alberto lo que es un podcast y me dijo que era algo que íbamos a inventar nosotros dos. Después todos nos copiaron.

Montt: Al final, fue eso. La necesidad de pasarla bien nosotros y quienes nos ven la pasan bien. Pero a ver, también una cosa es sentarte en un cafecito en donde tienes muchas libertades y otra es pararte en un escenario con mucha gente o hablar en un podcast. Hay cierto temor y ese temor me emociona. Tener esa misma libertad con el peligro me parece una belleza.

¿Cómo identifican lo que funciona tanto en el podcast como en el escenario? Acá en México, por ejemplo, siempre hay alguien que quiere hacer un podcast con sus amigos porque cree que en la peda son divertidísimos. ¿Preparan sus shows o es algo genuino?
Montt: Es muy triste lo que voy a decir pero no preparamos nada…

Liniers: Yo estaba por decir que está todo guionado, que nos juntamos con dos productores y el director, guionistas múltiples y hasta que todo nos cierra como una película de Stanley Kubrick, con cada detalle pensado, nosotros, como los profesionales que somos, no nos subimos al escenario.

Montt: Esta respuesta demuestra lo poco guioando que está todo… En el fondo, la gran gracia para nosotros es el no saber. Ese olor a fracaso que flota en los escenario cada que nos subimos es parte de nuestra gracia. En los camerinos, antes de los shows, hay un olor a abucheo que no tienes idea.

Liniers: Por otro lado, esta gente vino a ver a dibujantes hablar, o sea, el error no es nuestro. Si yo voy a ver a Mike Tyson presentar una novela francesa del siglo XVII, por ahí algo puede salir mal.

En el Stand Up ilustrado se habla con mucha desfachatez y tiene un humor negro muy particular. Mucha de la obra de Liniers es oscura, pero en general es tan luminosa y optimista como Enriqueta, por ejemplo, y Montt trabaja mucho con el cinismo y la acidez. Entonces, ¿cómo se complementan?
Liniers: A mí me pasa que veo a la gente que llega al show con una remerita de Enriqueta y digo “uuuy… uy, uy, uy”. Cuando hago la tira trato de ser optimista. Intento que mi espacio diario de optimismo vaya a la tira porque se publica en un periódico donde todo es una lluvia de mierda constante. Y no sé, uno trata de tirar un salvavidas incluso a sí mismo. Pero hay otras cosas mías en las que sale el humor oscuro y Alberto es el catalizador perfecto. Alberto es el triangulito de The Dark Side of the Moon, solo que lo que sale del triángulo es negro. Yo soy el rayito blanco y Montt es lo negro, el prisma de oscuridad que necesitaba.

Montt: Hay algo que es muy caradura de parte de Liniers, y un error muy grande de parte de sus fans es no ver su obra completa porque el maldito es mucho más oscuro que yo, lo que pasa es que presenta su “macanudismo” y con eso tiene convencidos a todos de que todo es “arbolitos”. No sé si los dos nos amamantamos de cosas relativamente comunes y eso hace que nos sea muy fácil que la química se dé.

Montt, ¿y tú de pronto te niegas a ese optimismo?
Montt: ¿Sabes lo que pasa? Que la vida no me da tantas cosas para ser optimista. Sí, no me quejo: soy un privilegiado absoluto. Algunas de mis historietas terminan bien, creo… y otras de Liniers terminan muy mal.

Liniers: Sí, somos muy “ying-yangneros”. Por un lado, por eso nos hicimos amigos. Si Alberto se quedaba flotando solo en el universo se iba a hundir y yo me iba a salir volando como globo. Entre los dos conseguimos más o menos funcionar. Necesitamos la atracción del otro.

Montt: Ya hablando en serio, me pasa algo con los momentos que compartimos: sí, me hace bien el optimismo de Ricardo… no lo comparto, no creo en él, pero me hace muy bien. 

Liniers: Y a mí, en cambio, me hace mal el pesimismo de Alberto, pero lo comparto y estoy absolutamente seguro de que el planeta es exactamente como él lo ve.

La viñeta es así: Dios está sentado en el baño, se le acabó el papel pero a un lado tiene la Biblia…
Liniers: (Saca de entre sus cosas una acuarela de la viñeta mencionada y la muestra a la cámara) La única vez que conseguí que Montt hiciera una acuarela fue con esta, toda pintadita a mano. Soltó su computadora de mierda y dijo: “¡mirá, era lindo pintar! ¡qué cosa!”. 

Liniers y Mont
Foto: Cortesía Liniers y Mont

Quería ponerla de ejemplo de que mucha de su obra es muy política, tiene una postura y un punto de vista, pero no hacen la caricatura de diarismo, no dibujan políticos… ¿por qué prefieren abordar la política desde otro lugar?
Montt: Ahí sí viene la escuela. Los dos habiendo crecido con Quino como parte fundamental o piedra angular de nuestra educación filosófica, literaria y ética-moral, te das cuenta de que cuando Quino hablaba, tocaba los temas muy en macro. El político del momento no va a estar ahí quince días después, bueno, algunos están 40 años en el poder, pero digamos que en general lo que importa es lo que está detrás de eso, el gran molde de galletas. Para mí no tienen ningún sentido hablar de la contingencia porque siento que lo que importa es el andamiaje detrás, el andamiaje sobre el que se monta un Videla o un Pinochet o un Piñera. Con excepción de un par de viñetas en las que menciona a Nixon y por ahí, Quino es fundamental y eterno porque habla de las grandes problemáticas.

Liniers: Y además hay una cosa que es horrible dibujarlos. Odio dibujarlos. Tener que ver fotos de políticos para dibujarlos… la verdad es que me parece que los colegas que hacen eso tienen un gesto heroico. Que todos los días tengas que mirarle la cara a esta gente para dibujarlos… Suficiente tengo para angustiarme el día cada que hablo con Montt para encima tener que mirar a esta gente. Pero hay una catarsis también en mirarlos y caricaturizarlos. Estás ejerciendo poder sobre el político. Los políticos casi por definición de su naturaleza no tienen sentido del humor y hay muchas veces  en las que se indignan más por un chiste que hizo alguien en el diario que con 200 muertos. Donald Trump se enojaba más cuando lo jodía Alec Baldwin en SNL que si un tipo agarraba una ametralladora y mataba a cincuenta personas.  

Para ir cerrando quisiera preguntarles, ¿han pensado qué pasaría si el personaje de Ansiedad se juntara con el de Olga?
Montt: Por ahí hay una viñeta. Lo que pasa es que yo trabajo mucho con los personajes de Ricardo; me he dado cuenta de que me sale muy barato y no tengo que pagar derechos todavía. Para mí, los personajes de Macanudo son tan pop como Marilyn Manson. Son tan parte de la cultura popular y el acervo que me es muy cómodo…

Liniers: Podías decir Marylin Monroe, pero bueno, dijiste Marilyn Manson, ¿qué le vamos a hacer?

Montt: ¿Dije Marilyn Manson?

Liniers: Gracias. El Manson está más #MeToo…

Montt: ¿Qué hizo Marilyn Manson?

Liniers: ¿Qué iba a pasar? Viste que cuando mirás esa cosa decís: “y sí, iba de cajón”.

¿Qué le envidian uno al otro?

Montt: Los derechos de Olga.

Liniers: Hay un montón de chistes que le envidio, empezando por ese del de la Biblia. Todo el tiempo pienso: “Ay, pero si estaba ahí el chiste. ¿Cómo no me di cuenta? ¡Montt!

Ricardo Siri “Linares” y Alberto Montt presentan su Stand Up Ilustrado el 11 de junio en la Sala Plácido Domingo de Guadalajara y los 13 y 14 de junio en el Foro La Paz de la Ciudad de México.

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