Una de las imágenes más conocidas de la Revolución es aquella de Francisco Villa sentado en la silla presidencial, acompañado por Emiliano Zapata y sus respectivas tropas en el Palacio Nacional. La fotografía fue tomada el 6 de diciembre de 1914.
Más de cien años después, el Monumento a la Revolución Mexicana (MNR) recrea esta escena con dos esculturas de cera de dichos caudillos y la ambientación de un espacio similar al de la fotografía original.
Fabricadas en el estudio Wade Waxworks, Inglaterra, las esculturas revelan a la perfección las características físicas de Villa y Zapata, quienes se sitúan en una sala al final del Paseo Presidencial. Dicho paseo se suma a las remodelaciones que desde 2010 el MRM ha realizado para aprovechar este histórico edificio.
La visita a la sala inicia con un viaje en elevador que, gracias a sus paneles de cristal, invita a mirar las iluminadas fuentes de la Plaza de la República hasta llegar al corazón del monumento; un recorrido por su esqueleto, entre las pesadas e imponentes estructuras que lo edifican, el cual no era abierto al público hasta su remodelación. Y se complementa con una vista panorámica de la ciudad, desde la cual pueden verse la gran dinámica que caracteriza a la ciudad.