Pintura del mes. El lago de Kandinsky
Foto: Cortesía Museo del Palacio de Bellas Artes

PINTURA DEL MES: El lago (1910), Kandinsky

Este diciembre revisa este cuadro en el Museo del Palacio de Bellas Artes

Escrito por
Gustavo González
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No te quedes sin ver, dentro de la exposición Kandinsky. Pequeños mundos en el Museo del Palacio de Bellas Artes, la pintura El lago (1910) del artista ruso Vasili Kandinsky.

Es verdad que muchas pinturas del artista son mundialmente reconocidas, y es fácil que pienses, cayendo en fallo, que él siempre pintó figuras geométricas, colores y puntos abstractos, pero no siempre fue así, por eso te presentamos un cuadro que alude a un periodo de transición en la carrera del artista. 

A principios del siglo XX, el ruso había emigrado a Murnau cerca de Múnich, donde encontraría muchas dificultades para ingresar a las academias de arte y sufrió muchos regaños por parte de artistas reconocidos sobre su descontrolado uso del color. Pero su afán por encontrar una estética expresiva lo llevó a olvidarse de la educación académica. Fue en este periodo en el que pintó El lago, en 1910. 

La escena es, como lo señala el título, un lago iluminado por la luz de la luna. En la parte derecha se ven unas barcas impulsadas por tres remeros cada una y en el extremo del mismo lado, la orilla del lago adivinada por un edificio, quizás una iglesia. En el agua de lado izquierdo se observa el reflejo brillante del cielo, y en el fondo se difumina un barco frente al resto de la ciudad. La influencia del impresionismo en este óleo es notable, ya que las pinceladas son fuertes y gruesas, las figuras fugaces y los colores son brillantes. Aquí, Kandinsky puede apelar que el realismo exacerbado es a veces innecesario, incluso puede estorbar a la expresión que él tanto buscaba, sobre todo si su interés fue dejar una impresión. La obra se encuentra justo en el punto de quiebre entre un Kandinsky académico y otro innovandor que conduce su técnica hacia el abstraccionismo con el que seguramente mejor lo identificas.   

La muestra Pequeños mundos sirve para arrojar luz sobre lo que muchas veces oculta el mito del genio, mito que a veces nos aleja del aspecto humano del artista, pues como todos Kandinsky también practicó y se modificó. Aquellos cuadros famosos no son arbitrarios ni productos del azar, sino resultado de un devenir, de las distintas propuestas que el autor conoció y que la obra El lago te presenta con destacada sintonía.

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