Qué ver en la exposición Siembra de Kurimanzutto

Una de las piezas, a cargo de Biquini Wax EPS y quizá la más vistosa, es Sa la na, a yuum, iasis / Laissez faire, laissez passer. Esta instalación previamente presentada en el Palais de Tokyo en París, está conformada por una réplica en fibra de vidrio de una orca de siete metros —evoca a la ballena Keiko, en cautiverio en México durante los 80 y 90— que contiene una serie de esculturas hechas con foamy moldeable.

En una suerte de ejercicio alegórico, el colectivo propone una reflexión sobre toda una época, los acontecimientos y objetos que la rodearon: la época de la globalización. Esta propuesta ironiza y observa críticamente el pasado, pero al pretender incorporar tantos elementos y dar explicación de ellos, corre el riesgo de transparentar su ejercicio conceptual.

La galería Salón Silicón desarrolla su proyecto SEX que mutará en 3 ejes: SEXplay, SEXwork y SEXtrauma e incluye performance y talleres durante este año. SEX explora las formas en que la sexualidad se fetichiza, se expresa de forma libre y se traduce en diversidad de prácticas. Alude también, en esas llamadas mutaciones, lo que podría significar socialmente como práctica lúdica, como trabajo o a partir de los conflictos o tensiones que se provocan.

Destaca el trabajo de Carlos Amorales, quien presenta el proyecto Orgía de Narciso, derivado de un trabajo de dos años y basado en un extenso archivo.

El artista logra a partir del dibujo a calca generar variaciones de un solo personaje. Dichas configuraciones se vuelven una especie de postales o diseños gráfico que rememoran duplicaciones digitales y que acompañadas de leyendas a manera de “hashtags”, evocan las variaciones de sentido que adquieren las imágenes en la red y las variadas interpretaciones que se hacen de éstas.

El artista multifacético Pablo Soler Frost, de forma minimalista, ejecuta en dibujos a lápiz o con tinta china formas y siluetas del cuerpo humano que dan testimonio de la representación subjetiva de la masculinidad. Cabe destacar la museografía que expone dichos trabajos sobre un tapiz rojo, evocando los “foyers” de principios de siglo XX, logrando un afortunado contraste visual.

La Galería Agustina Ferreyra propone el diálogo entre dos tipos de obras, las esculturas de Geles Cabrera, que reflejan su experimentación sobre la profundidad del cuerpo humano, su geometría y erotismo, y la contraparte, Dalton Gata, quien propone un abundante mundo visual de la cultura popular.

Sofía Táboas presenta una serie de pinturas en lino, que juegan con los colores y la textura accidentada de la pintura en la tela. Las imágenes son especialmente armónicas y el resultado en perspectiva es de calidad plástica y estética.

En una de las salas se expone el trabajo visual de Miguel Calderón (Ciudad de México, 1971), realizado durante su estancia en la sierra de Guerrero en el contexto de la pandemia.

Calderón retrata la sombra de una perra negra que encuentra durante sus caminatas en momentos de reflexión derivados de la crisis sanitaria que estamos viviendo. Las imágenes fotográficas hacen un guiño a las pinturas de Goya y provocan sentimientos nostálgicos e introspectivos que parecen cobrar más sentido en estos momentos de incertidumbre social.