El ambiente artístico está dominado por la presencia masculina, que por siglos relegó el papel de las mujeres a ser musas, y no artistas. ¿Cómo llegan entonces las mujeres artistas a los museos? Tomadas de la mano. Esa es la propuesta de Tú de mí, Yo de ti, una muestra que tiene escrita la palabra sororidad por todas partes, incluso si no era la idea desde la que partió el proyecto. Su semilla surge a partir de ejercicios cotidianos que un grupo de artistas mexicanas realizan, en los que se reúnen para compartirse su trabajo.
“Recuerdo una imagen de muñecas que se unen de las manos para formar una pirámide y romper el vidrio, y eso es lo que creo que hacemos”, dice Manuela García, una de las coordinadoras, acerca de lo que representa Tú de mí, Yo de ti. Es una magna colaboración de 31 artistas mexicanas, en las que no sólo presentan su obra, sino que cambian de zapatos y hacen de curadoras de la obra del resto de las participantes.
La idea es sencilla: una artista va al estudio de otra, quien le comparte su obra, sus vivencias y sus técnicas, y la primera elige una de sus piezas para ser expuesta; a su vez, la segunda artista repite el ejercicio con una tercera artista, y así de forma consecutiva. Es un trabajo inmersivo (y yo me atrevería a decir interseccional e interdisciplinario) que reúne a creadoras con el objetivo de fortalecer los vínculos laborales entre sus diversas manifestaciones.
Manuela García, María Cerdá Acebrón, Fernanda Barreto y Carla Rippey, son las coordinadoras de este proyecto, que muestra el trabajo de artistas femeninas que nos invitan a una reflexión sobre los procesos de creación y cooperación que se pueden desarrollar cuando se aumenta el número de sillas en las mesas de discusión.
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