Essai Bar

  • Bares y cantinas
  • Condesa
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
  1. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal
  2. Foto: Alejandra Carbajal
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  3. Foto: Alejandra Carbajal
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  4. Foto: Alejandra Carbajal
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

Para los que aseguran que beben con sofisticación y eligen un nuevo trago favorito cada mes, les ha llegado el paraíso. Essai, un diminuto bar-galería, quiere unirse a la cadena de bares de la Condesa que hacen elogio a la cultura bohemia, pero con una pizca de contemporaneidad.

Es un bar cómodamente pequeño que da la impresión de ser un refugio para aquellos intelectuales que se empeñan en distraer su mente con las ideas ajenas, aquí todo mundo platica y sorbe bebidas que no dejan de salir de la barra. Essai es un bar que hizo de varias épocas, una sola.

Para los que llegan solos, les queda perfecto tomar asiento en la barra clásica de madera frente a la colección de botellas cristalinas con etiquetas coloridas, como los rojos de los whiskies y los azules de los vodkas, todas llenas y listas para mezclarse al gusto del barman. Ahí se mueven los bartenders de un lado a otro, recomendando y preparando elíxires que restauran la frescura de un día ajetreado. La decoración de la barra impone la primera época, una más actual que combina lo moderno de los tonos rojos y una franja verde con pequeños mosaicos marrones dispuestos en desorden.

La segunda época, una de antaño, que no se define ni en los sesentas ni en los setentas, se siente en la sala lounge. Con un par de asientos para las parejas y un sillón extendido para los grupos de amigos que, seguramente, pedirán una lista larga de cocteles gracias a la elocuencia de los bartenders.

En esta sala se alberga la esencia de Essai: después de convocar a unos doce artistas, colocaron sus pinturas en un muro. Cada artista pintó el retrato de un personaje que se ha distinguido por su afición a los cocteles, dándole al bar un pincelazo de arte pop.

Esta muestra artística será cambiada unas cuatro veces al año y, de acuerdo a los encargados, los temas y las técnicas irán variando, se podrán esperar desde fotografías hasta ilustraciones. Si te gusta alguna la puedes comprar. Pregunta el precio de la pieza que te interesa. 

No sólo las artes gráficas te obligarán a regresar, el menú de tragos también es temporal. La carta está centrada en los tragos clásicos, desde un whisky sour hasta un negroni, pero cada mes, se estarán renovando las recetas.

Si quieres el clásico, pídete un mint julep: lleva bourbon y hierbabuena. El primer sorbo es quemante por la potencia del whisky, hasta que llegas a la hierbabuena y te recuerda a un mojito. Te recomendamos revolverlo bien antes de sorberlo. También está el moscow mule, es más fresco y el vodka se disimula entre la cerveza de jengibre y lo ácido del limón. Este trago fue nuestro favorito, aunque lo sirven con demasiado hielo y si no lo bebes rápido, los sabores se llegan a perder.

Para satisfacer el hambre hay sorpresas, el menú se compone de bocadillos al estilo de las tapas españolas. Pide la esqueixada essai, es bacalao desmenuzado con pimientos y aceitunas negras, su aroma es fuerte, pero lo sirven sobre pan tostado que complementa perfectamente los sabores. Sin duda, un bocadillo único en esta zona de la ciudad.

Si eres joven con alma vieja, aquí te esperan tus semejantes; el arte, los tragos y la oferta de comida te volverán un bohemio asiduo.

Escrito por
Bernardo Robredo

Detalles

Dirección
Nuevo León 163
Condesa
México, DF
06100
Contacto
5211 8213
Transporte
Metro Chilpancingo
Precio
Consumo promedio por persona $500
Horas de apertura
Lun-sáb 6pm-1am
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