El actor tapatío Cristo Fernández se ha consolidado como una de las voces más frescas y multifacéticas del cine y la televisión. Tras dejar el fútbol por una lesión, descubrió en la actuación su verdadera pasión, estudió en Londres y fundó su propia productora, Espectro MX Films. Hoy, su carrera atraviesa un gran momento: es actor y productor de Corina, cinta mexicana que arrasó con siete nominaciones al Ariel, y forma parte de la última temporada de Acapulco en Apple TV+, donde interpreta a Gustavo, un artista bohemio que busca su lugar en el mundo.
Time Out México platicó con Cristo sobre este capítulo de su carrera y lo que significa despedirse de Acapulco.
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Curiosamente este año mi primera entrevista fue contigo por Corina y mira, a mitad de año le dan siete nominaciones al Ariel. ¿Qué expectativas tenías del 2025?
¡Ay, gracias, gracias por mencionarlo! La verdad nos tiene muy felices a nosotros y a Guadalajara, Corina. Yo estoy desarrollando mi casa productora Espectro MX Films con mi hermana Paloma y mucha gente talentosa de Guadalajara. Corina nos tiene muy felices por esas nominaciones y por mostrar que se pueden hacer cosas muy chidas en provincia, dejar de centralizar.
Corina es una película que te hace sentir bien, pero la serie Acapulco trae la misma idea. ¿Esos son los proyectos que te llaman la atención?
Yo acepto trabajos por la gente que está involucrada. Quienes están detrás de este show son personas con una buena vibra que crearon una bonita familia. Ahora somos una familia porque me integraron de inmediato, a pesar de que cuando yo entré ya tenían dos temporadas juntos. Yo entré al final de la tercera y les agradezco que me han hecho sentir parte de. Para mí fue un sueño hecho realidad estar en esta última temporada. Acapulco siempre va a tener un lugar especial en mi corazón.
¿Qué la hace tan especial para ti?
Mis papás no se dedican al deporte ni a las artes, pero siempre me han apoyado en mis sueños locos. Desde que hacía mis cortos estudiantiles o teatro en Guadalajara. El primer set profesional donde me vieron actuando fue en Acapulco, que se filma en Puerto Vallarta. Eso la hace más especial, porque Puerto Vallarta es el lugar al que íbamos cada año de vacaciones en familia. Ahora que me vieron trabajando ahí junto con Eugenio Derbez, no hay palabras.
Ahora que mencionas a Eugenio Derbez, la razón de su éxito es porque él crea sus historias, las produce, las dirige, actúa, escribe… y tú vas por el mismo camino.
Es curioso porque ahora me ven en grandes proyectos como actor, pero en algún momento estuve picando piedra, sin ningún trabajo. Eso me motivó a buscar por todos lados para que se abrieran las puertas. La gente cree que entré a Ted Lasso y ya se hizo todo, pero mi carrera tenía un largo camino, a pesar de que como actor era nula. Yo no actué ni profesionalmente en México ni en ningún lado.
Antes de Ted Lasso, lo único que hacía era actuar en mis cortometrajes desde la universidad, en los cortos de amigos, de tesis, cortos aquí, cortos allá… pero luego esos proyectos no terminaban en ningún lado. Entonces, para tener un corto o algo que mostrar de mi trabajo, debía cerciorarme de que se terminaran las cosas. Eso me hizo querer involucrarme más: hacerme productor, ayudar en dirección, buscar que llegaran a festivales. Te hablo de videos estudiantiles, hechos con celular, con las cámaras de la universidad. Yo sabía que quería actuar, escribir, producir. Eso es algo que el mismo Eugenio también comparte: él empezó en un lugar donde nadie le dio oportunidades y entonces se las creó.
Gustavo, tu personaje en Acapulco, es un artista con bloqueo creativo. En la película Pequeña confusión interpretaste a otro artista con el mismo problema. Tú como artista, ¿te has enfrentado a bloqueos?
Yo creo que todos nos hemos enfrentado a momentos de crisis existencial, ¿no? ¿Qué hago? ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué lo hago? Es normal sentir eso, somos humanos. Yo vengo del deporte, en mi casa no había ni deportistas ni artistas y yo fui el único raro que quiso las dos.
Le dediqué tanto tiempo al fútbol y al deporte, y eso me dejó muchas enseñanzas: cuando tuve lesiones, cuando fracasé y el sueño del futbolista parecía lejano. Pero creo en la repetición. Aprendí de mis errores, aprendí de cómo usar eso en mi mente. Yo creo que es preferible hacer las cosas y fracasar que nunca hacer nada, porque te vas puliendo. Roma no se hizo en un día, Acapulco no se hizo en un día, Corina no se hizo en un día. A Úrsula, la directora, le tomó nueve años.
Me gusta que eres un actor al que le gustan los personajes secundarios. Hay actores que siempre buscan el protagónico, pero tú encuentras interés en los otros personajes que nutren la historia. ¿Qué valor ves ahí?
Gracias por mencionarlo. A mí lo que siempre me motiva es la historia, antes que pensar en si soy el más chido o no. Es la historia lo que me motiva, también el mensaje y la gente que me invita a los proyectos. Yo sigo audicionando por trabajos que me emocionen. Me gustan los retos.
¿Conocías Acapulco antes de integrarte a la serie?
Claro, como vengo de Ted Lasso, consumo lo de Apple. Y al enterarme de una comedia bilingüe hecha en México, obvio estaba ahí pegado. Vi las dos temporadas antes de saber que estaría en la serie. Yo ya era fan. Me encanta la multiculturalidad, me encanta que sea en inglés y español sin sentirse forzado.
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