Huicholes
Foto: Cortesía Huicholes: los últimos defensores del peyote

Entrevista con Hernán Vilchez y Paola Stefani

Platicamos con las cabezas detrás del proyecto que busca salvar Wirikuta

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Desde hace cuatro años el lugar emblemático de los wixaritari (huicholes) en San Luis Potosí, reconocido como Sitio Sagrado Natural y Cultural por la UNESCO, ha sido amenazado por las concesiones mineras. Huicholes: los últimos guardianes del peyote es un documental que sigue la travesía de la comunidad wixárika para proteger su territorio. 

Previo a su estreno, tuvimos la oportunidad de platicar con el director y la productora de este proyecto.

¿Cómo surge la idea de hacer el documental?
Hernán: En Alemania, trabajaba en una especie de reality show en el que adolescentes con problemas visitaban comunidades aborígenes del mundo. En uno de esos viajes, conocimos a José Luis (el marakame/chamán), quien nos empezó a hablar de un par de temas que escapaban de nuestros planes. Uno de ellos fue el asunto de la sequía y otro, Wirikuta. Nos cayó como una especie de mandato. Sentimos la necesidad de hacer algo al respecto.

Ya tenías mucha experiencia retratando a varias comunidades indígenas en otros países, ¿qué es lo que más te atrajo de Wirikuta y la población wixárika?
Hernán:
El pueblo de Wirikuta es muy especial. Tiene un bagaje cultural vivo y una cosmovisión que nos afecta directamente. Hablar sobre ellos es hablar de nosotros mismos. Su ideología habla de las conexiones con otras entidades, con otros mundos; energía, luz y el universo.

¿Cómo fue la interacción con ellos?
Hernán: Con José Luis siempre hubo un diálogo muy directo. Desde el primer momento que nos vimos, intercambiamos sonrisas y abrazos. Es un personaje increíble. Cuando fuimos a la sierra, saludamos a la gente con mucho respeto humildad y guardando las cámaras. Quedamos muy sorprendidos por el recibimiento.

¿Qué buscas mostrar con la película?
Hernán:
Varias cosas, entre ellas la riqueza de una cultura que mucha gente desconoce. Como audiencia vamos peregrinando hacia el clímax del conflicto en Wirikuta, en el que se ponen en juego muchos factores. El tema final es el desarrollo de los pueblos a costa del agua, de la tierra, de la vida o un desarrollo que realmente sea sostenible.

La película desde el principio se ha planteado como un trabajo colectivo, con proyectos alternos: permacultura y cine itinerante, ¿cómo se maneja esto?
Paola:
La película es una producción totalmente independiente, fruto del trabajo de personas que ofrecieron su talento. Queremos incursionar en nuevas formas de exhibición y distribución. Una de nuestras propuestas es que este documental pueda ser visto en línea y se cobrará un precio con la intención de generar fondos. Nos interesa que el documental llegue a las comunidades de México y América Latina.

¿Qué es lo que más valoran de trabajar con comunidades indígenas?
Paola:
Hay una gran experiencia de vida. Me llena de gratificación trabajar de manera conjunta. No hicimos una película sobre huicholes, sino una cinta con huicholes.
Hernán: Trabajamos en esto en parte porque es nuestra profesión, pero también porque hicimos una especie de pacto con el universo (risas). Bueno, había un interés por cambiar las cosas. Creemos que si esto puede inspirar a la gente a tomar acciones positivas, y dejar esas piezas que tienen esa resonancia, no hay mejor paga.

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