First Cow
Foto: Cortesía de la producción

First Cow, película que celebra la amistad

Kelly Reichardt invoca una gloriosa poesía terrenal de las materias primas en los primeros años de Estados Unidos como país

Dave Calhoun
Escrito por
Dave Calhoun
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Casi puedes saborear la suciedad en la boca y oler el humo en el viento, cuando te pierdes en esta poderosa y silenciosa historia ambientada en la frontera del siglo XIX, del director y coguionista Kelly Reichardt (trabaja con Jon Raymond para adaptar su propia novela The Half-Life). Es una historia pictórica, sobria e irregularmente ingeniosa de supervivencia y compañía ambientada en la década de 1820, en el territorio de Oregón, el estado de Estados Unidos donde el cineasta independiente ha hecho varias películas terrenales, incluidas Wendy y Lucy y Old Joy. La película es una ventana seductora a un mundo distante, uno que a veces evoca tal claustrofobia que se siente más como una mirilla.

Reichardt mantiene su enfoque firme: está más interesada en la amistad emergente entre Cookie (John Magaro), un dulce estadounidense que viaja como ayudante con cazadores de pieles de nariz dura, y King-Lu (Orion Lee), un hombre del norte de China que, curiosamente, se ha encontrado a sí mismo huyendo en las zonas boscosas del noroeste del Pacífico. Cookie y King-Lu se hacen amigos, se acuestan juntos en una cabaña cerca de un puesto comercial y se topan con una estafa que involucra ordeñar por las noches y en secreto la única vaca de la región. De día utilizan la misma leche para hacer una pequeña fortuna vendiendo galletas y pasteles. 

Es difícil no ver a First Cow como un plan poético para la América moderna: este rincón salvaje del noroeste del Pacífico es un lugar donde se pueden escuchar voces británicas regordetas (Toby Jones interpreta a un comerciante rico y pomposo) junto con ásperos acentos escoceses y estadounidenses. Escuchar a un inmigrante chino quejarse de ser perseguido por rusos y ver el capitalismo temprano —¿capitalismo de las vacas?— en acción.

Reichardt empuja suavemente el vínculo entre el pasado y el presente. Pero está ahí en el prólogo rápido de la película, en el que vemos a una mujer en el presente paseando a su perro junto al río y descubriendo dos esqueletos enterrados juntos. ¿A quién pertenecían los huesos y cómo llegaron allí? Son preguntas que nos llevan al melancólico final de la película. “La historia aún no está aquí”, dice alguien en el camino, pero Reichardt nos brinda una amistad que perdura mucho más allá de las vidas terrenales. Sales parpadeando en el presente, con este tipo de fantasmas del pasado acaparando por mucho tiempo tu mente.

First Cow Dir. Kelly Reichardt. Inglaterra, 2019. Con Alia Shawka, tJohn Magaro y Dylan Smith. Estreno: Viernes 4 de junio.

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