Las películas de Terminator

Un organismo cibernético (Terminator) viaja al pasado para asesinar a la madre de John Connor, ya que él se convertirá en líder de la resistencia humana en el futuro postapocalíptico; a fin de proteger a la mujer, el grupo humano envía al soldado Kyle Reese.

James Cameron inició así un thriller de ciencia ficción que refleja la transición entre los efectos especiales artesanales y los excesos ochenteros que vimos en cintas como Rambo III (1988) y Vengador del futuro (1990). Por eso, la mortífera máquina T-800 tiene como base los músculos de Schwarzenegger, además de sus prótesis y la magia del stop motion.

En plena euforia por las técnicas digitales, Terminator 2: El juicio final (Cameron) presenta a un cyborg más estilizado: el cuerpo es de metal líquido (los músculos exagerados pasaron de moda).

Ahora es el modelo T-1000 el que desea asesinar al ya nacido John Connor, quien esta vez es protegido por el T-800. La franquicia no deja el sci-fi, pero se inclina al campo de la aventura y la acción, forjando además a una de las heroínas más memorables del género: Sarah Connor (Linda Hamilton).

El paso de los años ya es evidente en Schwarzenegger y el guión de Terminator: La rebelión de las máquinas (Jonathan Mostow, 2003) raya en la autoparodia. Retoma escenas representativas de la saga y hace de ellas chistes simplones.

Respecto al antagonista, el T-X, en nada se compara con la temible frialdad del T-800 o la espectacularidad del T-1000. Pese a eso, la cinta aporta datos importantes, como el hecho de que el T-800 es enviado por la esposa de John, revelando así que ella tendrá un papel más significativo en el futuro.

Christian Bale hace una efectiva interpretación de John Connor en Terminator: Salvation (McG, 2009). Se busca cerrar la historia al desarrollarla en el fatal futuro del que tanto se habló en las cintas anteriores.

Por desgracia, todo falla al llevar el choque entre humanos y máquinas a un terreno emocional. Ahora el androide exterminador es un T-7RPI, con cerebro y corazón humanos e, incluso, tiene conflictos existenciales. Nunca encaja con el concepto original de la saga, que es mucho más violento y explícito.

Después del fracaso en crítica de las últimas dos entregas y de la enorme cantidad de cabos sueltos que dejaron, el reinicio era necesario para esclarecer todo y que la franquicia aún sea rentable.

Esta vez la trama va más atrás en la vida de Sarah Connor (Emilia Clarke), al punto de mostrarla como una adolescente huérfana criada por un T-800 (Schwarzenegger), enviado para protegerla. Llegan del futuro nuevas amenazas, como el modelo T-101 que es una fusión extraña de máquina y humano, capaz de convertir a cualquier héroe en un villano invencible.