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[title]La desaparición de los estudiantes normalistas es uno de los acontecimientos más dolorosos de los últimos años, no sólo en la agenda nacional, sino en el mundo entero.
El 26 de septiembre un grupo de alumnos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos -la Normal de Ayotzinapa, Guerrero- fue atacado por policías armados. El enfrentamiento terminó con 6 muertos, 24 heridos y 43 desaparecidos.
La incapacidad del gobierno por ofrecer respuestas certeras, así como el agobio del pueblo provocado por la incertidumbre, desembocó en marchas, manifestaciones y actos que muestran el repudio ante los dirigentes.
"Las situaciones más tensas las encontramos fuera de la Normal de Ayotzinapa -en la zonas serranas aledañas a Iguala y en los alrededores de Cocula- cuando nos acercamos a las fosas", comenta Rafael Castillo, productor del documental.
A la fecha, la situación sigue sin resolverse. Aún no hay noticias claras sobre lo ocurrido y el país entero se encuentra inmerso en la tragedia y la frustración. Sin embargo, lo más escalofriante es que el dilema sobrepasa nuestras peores pesadillas.
Durante la filmación del documental, el equipo de producción se encontró con otra terrible sorpresa: fosas llenas con restos humanos.
"Los miembros del equipo nos encontrábamos escépticos sobre lo que encontraríamos. Casi desde el principio supusimos que no eran restos de los normalistas, por lo que fue muy evidente que esta era una línea que teníamos que seguir dentro del documental: México se ha convertido en una fosa clandestina", declara el director.
Los 43 que faltan: Normalistas desaparecidos es un ejercicio que retrata la situación tanto de Ayotzinapa, como de la Ciudad de México. Allí aborda las movilizaciones de los normalistas en Iguala y las marchas del 20 de noviembre. Sin embargo, como lo muestra el documental, las preguntas siguen el aire. No hay ninguna conclusión próxima y no parece que estemos cerca.