Lux Æterna de Gaspar Noé
Foto: Cortesía de la producción

Lux Æterna: la nueva película de Gaspar Noé

Después de llevarnos a un ballroom psicotrópico, el director argentino vuelve con una cinta junto a la marca Yves Saint Laurant

Anaid Ramírez
Escrito por
Anaid Ramírez
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Si tu sueño es hacer cine, tal vez no debas ver esta película, que desarrolla los infiernos y demonios que se desatan durante una filmación. Pero no es solo ese ímpetu pesadillezco lo que incomoda de Lux Æterna, la nueva película del director argentino Gaspar Noé; también lo es por la tesis que desarrolla a lo largo de sus escasos pero consistentes 50 minutos: ¿El fin justifica los medios?, ¿qué sucede fuera de cámara para entregarte a ti, espectador, una escena “impecable”?

De esta forma, lo que sería un comercial de 15 minutos para Yves Saint Laurant se desvirtuó en un falso documental acerca de un detrás de cámaras de una producción cinematográfica. Y como era de esperarse, técnicamente Lux Æterna tiene todo lo que Noé ha empleado desde sus inicios y que reafirma en cada una de sus películas: aquí es fácil encontrarte con planos secuencia, pantallas divididas, sonidos estridentes, luces parpadeantes y diálogos extendidos.

Una cita de Dostoyevski y unas secuencias de Días de ira (Carl Theodor Dreyer), junto con un quote de su propio director, son el preámbulo para una secuencia en apariencia íntima e improvisada entre las protagonistas y cartas fuertes de Lux Æterna: Charlotte Gainsbourg (Anticristo) y Béatrice Dalle (Betty Blue), dos iconos del cine y la actuación europea.

En conjunto, estos elementos establecen el cuestionamiento central del filme. Beatriz, por ejemplo, afirma que el peor recuerdo de su vida fue durante una filmación. “Pero la película es genial... El fin justifica los medios. He trabajado con tipos que todos llaman idiotas. Pero no importa, no busco amigos”, reflexiona. Mientras que Gainsbourg, la escucha atenta y silenciosa.

Luego, sus palabras y omisiones las conducen hacia el infierno. La coloquial conversación, que nosotros vemos a modo de pantalla dividida, se interrumpe e inicia un plano secuencia que nos conduce hacia el acabose; un punto de inflexión que convierte en caos a la filmación que vemos en pantalla, y a partir de ahí va todo en declive para los personajes de la ficción... al menos para los femeninos.

Béatrice, quien es la actriz que debutará como cineasta, es rechazada por el productor y desplazada por su director de fotografía. Él está dispuesto a llevar al límite a la producción para lograr una obra de arte y cuestiona constantemente las capacidades y el intelecto de la directora. A la par, Charlotte, quien protagoniza la cinta de su amiga, se ve presionada por salir a cuadro incluso cuando tiene una urgencia familiar. Las dos son carcomidas por un sistema violento y misógino, que en los diálogos iniciales respaldaron.

Resulta irónico o particularmente curioso que esta premisa la desarrolle un cineasta que ha llevado al límite a los protagonistas de sus películas —¿te acuerdas de Irreversible?, nomás por darte un ejemplo—; y también el hecho de que ambas actrices hayan colaborado en varias ocasiones con directores que bien encajarían en el concepto de idiotas y cretinos, a los que Béatrice hace referencia en los primeros minutos de Lux Æterna.

Si bien la lectura podría tomar camino hacia una reivindicación, en la que Gaspar Noé manda a la hoguera las pretensiones artísticas y los aires de superioridad —“Charlotte, mira a Dios, mírame a mí”, dice el personaje que es director de fotografía—, la verdad es que el rumbo de la narrativa es otro. Conforme avanza el metraje, éste se convierte en el statement del director sobre sus formas de trabajo y de que no teme en transformarse en un dictador con tal de conseguir su obra de arte.

Lux Æterna Dir. Gaspar Noé. Francia, 2019. Con Charlotte Gainsbourg, Béatrice Dalle, Abbey Lee, Clara 3000 y Claude-Emmanuelle. Estreno: Viernes 11 de junio.

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