El británico Taron Egerton se ha ganado un lugar en la industria por su capacidad para moverse entre la acción, el drama y la comedia con la misma soltura. El mundo lo conoció en Kingsman: The Secret Service, pero los elogios le llegaron cuando interpretó a Elton John en Rocketman, papel que le valió un Globo de Oro. A lo largo de su carrera, ha demostrado versatilidad en títulos como Black Bird y Eddie the Eagle. Ahora, Egerton regresa con Smoke, un thriller psicológico ya disponible en Apple TV+.
La producción está ambientada en una pequeña ciudad donde seguimos a un bombero con un pasado turbulento que se ve envuelto en una red de crímenes e intrigas, luego de un incendio que saca a la luz verdades que todos preferían mantener ocultas. Con atmósferas densas, dilemas morales y un protagonista lleno de cicatrices físicas y emocionales, la serie es un nuevo vehículo para que Egerton explore personajes rotos, intensos y complejos.
Aquí te dejamos un adelanto:

Time Out México platicó con el actor sobre esta propuesta, que ya es considerada uno de los mejores estrenos del verano.
Eres productor de la serie Smoke. ¿Cómo sucedió y cuál fue la experiencia de trabajar detrás de cámara?
Creo que ser productor, desde mi punto de vista, es poder estar en conversaciones que tienen que ver con otros aspectos de cómo contamos historias, además de involucrarse en el proceso creativo desde el inicio. En este caso, estuve involucrado desde una etapa muy temprana. Dennis Lehane y yo hablamos por primera vez del proyecto hace tres o incluso cuatro años.
Ha sido una gran oportunidad poder producir, porque te permite ver todo lo que sucede mucho antes de contratar actores. Eso fue muy disfrutable para mí. Además, ya había trabajado con Dennis en Black Bird, y con casi todo el mismo equipo. Ya teníamos una forma establecida de trabajar. Es fantástico tener esta oportunidad de colaborar con ellos otra vez.
Me llama la atención que usan fuego real en la serie. ¿Cómo fue tu experiencia trabajando con fuego y tuviste alguna preparación previa?
Es interesante, porque nunca anticipé que Dennis quería trabajar con fuego real prácticamente todo el tiempo. Y lo entiendo: son secuencias impresionantes. Él decidió hacerlo porque, para Dave —sobre todo en la escena inicial—, el fuego representa uno de los momentos más turbulentos de su pasado.
Es un momento existencial que lo cambia profundamente. Aunque no entiendo del todo lo que le pasó, tiene que ver con su relación consigo mismo y con su propia imagen. Esos hechos debían ser muy cinematográficos y visualmente poéticos. Y el fuego, en esa secuencia, es impresionante. Es hermoso observarlo. Funciona mucho mejor si es real, en lugar de usar efectos por computadora.
Me encanta esa secuencia. En cuanto a la preparación, debes aprender a respirar correctamente cuando hay fuego involucrado y conocer todas las reglas de seguridad. No puedes estar en el set para este tipo de escenas si no dominas esos protocolos. Hicimos varios ensayos, porque lo que haríamos ese día era peligroso. No hice un entrenamiento completo para convertirme en bombero, solo lo esencial.
Uno de tus primeros trabajos fue la serie británica The Smoke, y ahora, ya consolidado en Hollywood, estrenas otra llamada Smoke. ¿Qué dice esto sobre tu carrera?
La vida de un actor es extraña por muchas razones. Es raro, por ejemplo, tener algo en video que narra tu vida de forma cronológica. El otro día estaba buscando algo en Netflix y, de repente, aparecieron cosas mías: mi rostro en la tele, y era una imagen de cuando tenía 24 años. Me pareció extraño y perturbador, porque en mi mente siento que me veo igual, pero luego veo un clip de Kingsman y digo: “No, para nada”.
Es raro, y eso que no suelo ponerme muy reflexivo con mi carrera. Pero me siento muy agradecido de seguir trabajando, de tener personajes protagónicos y de colaborar con gente tan talentosa. No lo doy por sentado, nunca. Soy una persona muy afortunada.
No lo sé… pero me gusta poder seguir teniendo trabajo. Llevar tanto tiempo trabajando como para que haya dos proyectos titulados Smoke en mi carrera, eso —de cierta manera— también es éxito.
En tus trabajos recientes vemos una constante: personajes que viven una dinámica de gato y ratón, como en Black Bird, Carry On y ahora en esta serie. ¿Es algo que te interesa explorar?
Creo que hay una gran tensión en esa dinámica. El sentimiento de que hay mucho en juego ayuda a crear una buena historia. Me ha tocado ser casi siempre el ratón, como en Carry On, mientras que Dave —en esta serie— es un poco ambos. En algunos momentos es perseguido, pero conforme avanza la historia, descubrimos que es todo menos una víctima.
Eso es esencial en su patología. Es alguien que sabe cómo adaptarse a lo que sea necesario. Y, en el fondo, eso es algo que debería cuestionarse: si vale la pena seguir dejándose tratar como un ratón o una víctima.
Una de las series más queridas llega a su final: Los nuevos rostros de El juego del calamar: Park Sung-hoon y Kang Ae-sim