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[title]En un mundo donde el drag ocupa cada vez más espacios —de la pantalla al teatro—, hay quienes siguen apostando por el contacto directo con el público, el poder de la risa espontánea y la improvisación. Turbulence Queen, una de las figuras más queridas y auténticas de la escena drag mexicana, ha decidido volver al origen con su nuevo show Cabareteando Ando, un montaje que celebra sus 14 años de carrera y rinde homenaje a esas noches en las que el transformismo, el humor y el cabaret se daban la mano en antros y escenarios improvisados.
Después de conquistar al país junto a Burrita Burrona, Turbulence se lanza al escenario en solitario para mostrarse tal como es: una artista con gran dominio del humor y una notable capacidad para conectar con el público a través de la palabra y el espectáculo.
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Cabareteando Ando: comedia drag, música y lentejuela
Desde el arranque, el show mezcla música en vivo, canciones originales y humor regio para contar la historia de un bar donde la estrella no aparece, así que Turbulence debe tomar su lugar. Con ayuda del maestro de ceremonias, les bailarines y una producción colorida, la fantasía cobra vida entre lentejuelas, coreografías y risas.
El espectáculo se divide en dos actos: el primero es breve y musical; el segundo, más largo e interactivo, da paso a lo que Turbulence mejor hace: comedia con el público. Inspirada en la tradición del Teatro Blanquita, la artista transforma el escenario en un cabaret moderno con anécdotas, improvisación y dinámicas en vivo. El resultado: una experiencia íntima, divertida y filosa, ideal para quienes aman el stand-up drag.
En algunas funciones se han sumado invitadas como Jennary Bloom y Elektra Vandergueld, participantes de Drag Race México, así como la transformista Barbie Rodríguez, quien destacó con una interpretación en vivo de Amanda Miguel. A pesar del corto tiempo de preparación, su participación aportó variedad al montaje.
Más allá del show, Cabareteando Ando también deja espacio para momentos personales y reflexivos, donde Turbulence invita a pensar, reír y reconocerse desde lo queer y lo marginal.
Porque sí: el drag también puede ser teatro, protesta y comunidad. Y con Turbulence Queen, cada función es una celebración irreverente, divertida y necesaria.
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