En la calle de Virreyes en Las Lomas, un pequeño puesto de mariscos se llena tarde con tarde desde hace 36 años. Su carácter sencillo y poco ostentoso podría parecer sospechoso al ojo del novato, pero la larga fila y la combinación de clientela, desde el más fresa hasta el oficinista Godínez, son señal de garantía.
Su menú es sencillo. Cocteles de camarón, pulpo, ostión y vuelve a la vida servidos en un frasco con taparrosca, pero siempre con los productos más frescos comprados cada mañana en la Nueva Viga. ¿El twist? Además de que cada coctel te lo preparan a la medida con una combinación hecha al momento de los frutos del mar que tu quieras, la cantidad justa de limón y rebanadas exactas de aguacate fresco, con cátsup o no, tienen algo especial, la salsa bruja. Un aceite con una combinación de 3 chiles, aceitunas, zanahorias, ajo, cebolla y condimentos que los hace sensacionales. Para acompañar estos impresionantes cocteles que puedes comer con una cantidad ilimitada de galletas saladas, puedes echarte unas crujientes tostadas de jaiba, de ceviche de pescado o una quesadillas de pescado.
Rafael y Elliot Nez Mondragón son los herederos de este negocio familiar que su padre empezara hace casi 4 décadas vendiendo en cubetas de casa en casa en la misma zona y que ahora, le dan continuidad ayudándose de 4 hermanos, 2 sobrinos, 1 cuñao y 2 chalanes. Contrario a lo que se podría pensar por el nombre del puesto, no son de Veracruz sino de Michoacán, pero “jarocho” es una palabra que le gustaba mucho decir a su papá. Para la familia Nez sólo existe una clave del éxito, “la calidad es la que habla”.
Algo que no te dejará de sorprender son los precios, porque con 101 pesos podrás comerte un coctel vuelve a la vida grande y tres tostadas. ¿Estás crudo? No habrá un lugar mejor donde empezar a llorar de placer y sentir cómo el cuerpo recupera lentamente el alma dejada la noche anterior en la barra de un bar.