Hay familias que frecuentan el mismo lugar todos los domingos. Familias de grandes apellidos que pasan por la abuela, llaman a los primos y todos llegan juntos a ocupar una mesa enorme. Este es uno de esos lugares de tradición. Un edificio del siglo XVIII frente a la Plaza de San Jacinto, bordeado por una empedrada que te envuelve en una atmósfera del México colonial.
Una decoración tradicional armoniza con su entorno y una atención de primera te mantiene relajado mientras el tiempo pasa. La obligación es pedir escamoles: son especialistas en su preparación, ya sea en sopes o en chile relleno, podrás disfrutar de su textura suave y su sabor único. Los sopes de tuétano, los intensos caracoles al chipotle o el chilpachole son garantía. Su carta de vinos es buena, pero lo mejor es maridar estos platillos con tequila o mezcal.