El último puente

El último fin de semana largo es una gran excusa para darse una escapada al bosque o a la playa.

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Una de las más hermosas ciudades se despliega ante el Cerro de la Bufa, icono del estado de Zacatecas. La ciudad parece perdida en el tiempo, pero está a cinco horas del DF por carretera.

Sube al Cerro de la Bufa y toma el teleférico. Es muy emocionante ir en una pequeña caja que hace un recorrido de siete minutos y la vista de la ciudad es espectacular. Al terminar el recorrido en teleférico, visita el Observatorio Meteorológico, construido en 1876. El Mausoleo de los Hombres Ilustres y el Museo de la Toma de Zacatecas no deben faltar.

El hotel Emporio de Zacatecas ofrece actividades para conocer la ciudad, desde la visita al teleférico hasta el Centro Platero. El hotel cuenta con spa y con el restaurante Condimento, de comida mexicana. El hotel Santa Rita es otro de los famosos por su fachada y sus obras de pintores mexicanos.

Esta ciudad es ideal para los amantes de caminar, visitar museos y deleitarse con la arquitectura. Costas de Nayarit se traduce en 320 kilómetros de arena, mar y hermosos paisajes, a 10 minutos del Aeropuerto Internacional de Puerto Vallarta.

Desde Playa Novilleros, en el norte, hasta Nuevo Vallarta, en el sur, si estás en la Riviera Nayarit encuentras qué hacer: liberación de tortugas, esnorqueleo, buceo, encuentro con lobos marinos, nado con delfines y los clásicos viajes en lanchitas con fondo de cristal.

Uno de los principales atractivos de la zona es el avistamiento de ballenas jorobadas, en la Bahía de Banderas, aunque la temporada es de diciembre a marzo.

La oferta gastronómica de Riviera Nayarit destaca. Cuenta con algunos de los mejores restaurantes de nuestro país. Hay opciones para todos los presupuestos y todos los gustos, desde el Nicksan, de comida japonesa y popular internacionalmente, hasta algo más casero, como Tino's o Eddie's Place Nopal Beach, que es atendido por su dueño.

Para hospedarse está la Hacienda Flamingos, en San Blas, abierto desde hace 130 años y que originalmente era una casona del alemán Maximiliano Delius. En Rincón de Guayabitos están las Cabañas del Capitán, con cabañas y suites con cocinetas, famoso por no tener televisión ni teléfono, pero eso sí cuenta con conexión inalámbrica, para adictos a la ciudad. A dos horas y media del DF, en avión, esta hermosa ciudad es perfecta para escaparse del frío citadino.

La Plaza de las Américas fue construida en la década de los 40 y tiene tres secciones: la primera, con arquitectura estilo maya, la segunda asemeja con una choza maya invadida por figuras yucatecas y la tercera, una sala de exposiciones con murales del pintor Bolaños Gallardo.

Cerca de las plaza está el Paseo de Montejo, construido por yucatecos dueños de henequeneras e inspirado en los Campos Elíseos de París. Está lleno de casas antiguas con arquitectura europea, muy ostentosas, construidas a finales del siglo XIX. El hotel San José es perfecto para conocer el Centro Histórico, está a unas cuadras de los principales y únicos edificios de la ciudad: la Catedral, el Palacio de Gobierno, el Ateneo Peninsular y el Centro Cultural Olimpo.

En el barrio de San Sebastián puedes visitar la Ermita de Santa Isabel. Para comer está Los Almendros, 40 años de cocinar platillos tradicionales yucatecos. Prueba su poc chuc, la sopa de quesos y el pavo en alcaparras, sin olvidar los clásicos: sopa de lima y cochinita pibil. Dos cerros atrapan a este pequeño pueblo, a un poco más de cuatro horas del DF por carretera. Es famoso por sus casitas de techos rojos, sus construcciones coloniales, sus calles angostas y su riqueza natural, llena de cascadas, ríos y pozas de agua.

El clima de Pinal de Amoles puede ser niebla total o cálido seco, dependiendo de la zona, por eso es una opción genial para todos los gustos. La primera prueba de su belleza es La Puerta del Cielo, el punto más alto de la zona, llena de neblina.

Para disfrutar de los paisajes de la Sierra Gorda puedes visitar el mirador de Cuatro Palos. Vale mucho la pena visitar las cascadas de Chuveje, que están a dos kilómetros del pueblo. Puedes llegar en automóvil, pero tienes que caminar un tramo. Lo divertido es buscar la cascada dejándote guiar por el sonido del agua al caer.

El Cañón de la Angostura es una parada obligatoria. Llega hasta El puente de Dios, una formación natural que también es gruta. Debes avanzar por puentes de madera y piedra en forma de andador. Para hospedarse está el campamento ecoturístico El Jabalí, a donde debes llegar en cuatrimoto.

Después de la diversión de la llegada, te esperan seis cabañas de lujo. Lleva ropa abrigadora pero también ligera, pues la zona tiene cambios de clima bruscos. El viaje para arribar al campamento es superfrío, pero ya estando allí, te sofocarás de calor.

La comida tradicional, en las pequeñas fondas de Pinal de Amoles, es de lo mejor. Prueba la cecina enchilada o las gorditas de maíz quebrado, llenas de papas con nopales o chicharrón en salsa roja.
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