Por décadas se nos ha implantado la idea de que los ensayos clínicos, los estudios y artículos sobre VIH salen sólo de Norte América y Europa. Pero la realidad es que desde los ochenta, científicas y científicos mexicanos han hecho aportes desde campos como las ciencias básicas, las sociales y las humanidades. Es decir, el sector académico ha sido fundamental para comprender aspectos del VIH desde la virología, la epidemiología, la antropología, e incluso, la economía.
Desde instancias de gobierno como el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, universidades como la UNAM o la UAM, centros públicos de investigación como el Colegio de la Frontera Norte, espacios privados como el Tec de Monterrey y organizaciones civiles, nuestro país se ha movido para conocer, publicar y presentar en congresos internacionales, pero también, para contribuir a implementar más y mejores políticas para la detección, prevención y tratamiento del VIH.
Aquí, una mención especial la Dra. Brenda Crabtree y el Dr. Juan Sierra quienes, desde el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, coordinan la Clínica VIHva; un centro de investigación de talla mundial que, entre otros proyectos es sede de MOSAICO; la investigación sobre la vacuna experimental de VIH que en México. Y así, podría seguir la lista. Empero, queda un tema pendiente en México como en el mundo, y es que los resultados de la investigación se traduzcan hacia la política social, la normatividad y la legislación.
Y es a 40 años de que el VIH apareció que seguimos teniendo miles de muertes relacionadas con el sida, más de 10 mil casos nuevos por año y cientos de violaciones a los derechos humanos. Pero también, tenemos personas comprometidas desde diferentes instancias entre ellas, la academia que nos recuerda que invertir en investigación es invertir en un futuro sin discriminación y sin muertes prevenibles.
Por Ricardo Baruch, Doctor en ciencias de la salud pública, activista e investigador en salud sexual y reproductiva
