Un lago de nudistas, un chico sexy y un testigo voyerista de un asesinato son los tres ingredientes con los que el cineasta francés Alain Guiraudie construye su reciente thriller psicológico, El extraño del lago (L'inconnu du lac). Con esta película se llevó cuanta palma ha sido posible: tan sólo en Cannes (2013) ganó el premio Una cierta mirada a la Mejor dirección; y la Queer Palm a la Mejor película gay, luego de dejar a un sinfín de franceses ruborizados afuera de las salas de cine por la temática que retrata.
Guiraudie de 49 años —declaradamente gay— vino en marzo de 2014 al Museo Universitario de Arte Contemporáneo como parte de las actividades de FICUNAM, festival que programó por primera vez la película en el DF. Llegó de jeans y camisa beige. Con el cabello encanecido y un oufit tipo sugar daddy.
Ahí sentado durante una tanda de entrevistas con la prensa, lo dice enfático: "Soy un cineasta que hace películas para hablar de sus experiencias y fantasías, el deseo y el sexo. Aquí exploro el cruising entre hombres (el ligue/sexo ocasional) como nunca antes lo había hecho, una suerte de cacería al borde de un lago paradisiaco, sin caer en trampas ni en clichés del cine gay".
De manera regular en su filmografía, Guiraudie explora el deseo, a través de personajes como leñadores y pastores homosexuales metidos en las campiñas francesas.
Su séptima película cuenta la historia de Franck, un chico que frecuenta un lago cercano a Marsella, una suerte de Edén a donde llegan hombres a tomar el sol —sin traje de baño ni pudor—, mientras otros merodean por los arbustos en busca de sexo veraniego. En este universo erótico, Franck conoce a Henri, un hombre mayor que se sienta en solitario a contemplar el lago; y luego a Michel, un galán de torso esculpido que lo seduce y lo trae cacheteando las banquetas, pero que —a pesar de su bronceado y ojo verde— ¡resulta un tipo más cabrón que Chris Brown! Es un asesino.
"Mezclé dos ideas: el deseo y el peligro. Algo que ya había explorado el director William Friedkin, pero que yo llevo a una dimensión onírica, casi fantástica. Busqué que la historia fuera atemporal y que pudiera encajar hoy o en los años setenta, no importa la época", dice el director sobre este paraíso sexual, para el cual no recurrió a una banda sonora, sino al sonido (y murmullos) de la naturaleza.
"Es interesante el fenómeno del cruising, porque aunque sin duda el sida transformó el ritual erótico, el internet también lo hizo. Cambiaron las relaciones amorosas y la forma de encontrarnos. Hoy el ligue es algo completamente diferente, porque ya buscas a la persona tal como la quieres. Mientras que en un cruising spot, como el de la película, uno trabaja con lo que encuentra. Franck encuentra lo que hay", dice sobre su protagonista, al que pone en la disyuntiva entre denunciar al villano o dejarse enamorar. No la tiene fácil.
Es un suspenso que pone a Guiraudie cerca del mismísimo Hitchcock. ¿No me creen? Véanla.
El extraño del lago. Dir. Alain Guiraudie. Francia, 2013. Con Pierre Deladonchamps, Christophe Paou, Patrick Dassumçao. Estreno: 11 de abril.