OMD
Foto: Cortesía OCESA

Entrevista con Andy McCluskey de OMD

Platicamos con el vocalista de Orchestral Manoeuvres in the Dark sobre su curiosidad por la guerra, el Día de los Muertos, la música electrónica y el nuevo material de la banda

Escrito por
Alberto Cervantes
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La banda de synth pop ochentera, Orchestral Manoevres in the Dark, mejor conocida como OMD, vuelve a la Ciudad de México previo al lanzamiento de su nuevo LP The Punishment of Luxury, para dar un show en el Pepsi Center WTC.

Antes de su concierto, platicamos con Andy McCluskey, el vocalista y bajista de la banda, sobre la situación de la música electrónica, la guerra, su gusto por el Día de Muertos y su próximo show.

Mientras que en “Enola Gay” se cuestionaban si las bombas eran realmente necesarias, con su último sencillo "La Mitrailleuse", incitan a todos a bailar con la frase: "bend your body to the rythm machine", ¿a qué se debe esta temática bélica?
Tienes razón en que esas dos canciones tienen una conexión. Estamos fascinados y horrorizados por la guerra. Crecimos en un tiempo de relativa paz y resulta difícil imaginar como es que la gente cambia su código moral completamente. En tiempos de paz uno no mata a nadie, pero en una guerra eso está bien, lo cual es raro. Es un dilema que siempre se nos hizo muy interesante, por eso escribimos “Enola Gay” que habla sobre el avión que tiró la bomba atómica sobre Hiroshima. Eso fue un suceso horrible que definitivamente te pone a pensar. “La Mitrailleuse” surgió porque hace unos años fue el centenario de la Primera Guerra Mundial, uno de los primeros eventos en tener mecanismos automatizados de matanza. Hoy en día ya aprendimos a coexistir con las máquinas, inclusive hay gente que piensa que en unos años millones de personas serán inútiles para la industria porque habrán máquinas que harán sus trabajos. Antes había gente que trabajaba en fábricas, eran soldados, choferes de camiones; ahora ya no los necesitamos. Esa relación entre máquina y humano me fascina también.

The Punishment of Luxury es su nuevo material, ¿qué diferencias hay entre este y el último, English Electric?
Musicalmente es un avance de lo que hicimos en English Electric. En ese disco aprendimos a ser mucho más minimalistas y a llevar nuestro sonido a lugares más electrónicos, siempre manteniendo una constante experimentación. Para nosotros es importante hacer cosas nuevas de manera constante, sino nos aburrimos y no tenemos la energía necesaria para hacer música nueva. Ya sabemos que somos buenos músicos y compositores, ahora nos retamos a experimentar y a tratar de fusionar eso con música que sea bella; ese es el sonido de Orchestral Manoeuvres in the Dark. Nuestro sonido también es la relación entre hombre y máquina, tratamos de generar un contraste entre nosotros y las herramientas que usamos y resulta en algo muy poderoso y melancólico. Seguimos explorando, aún tenemos cosas que decir.

No se quedaron en el pasado, ¿qué han enfrentado para permanecer entre la nostalgia ochentera y las nuevas propuestas?
Decidimos hacer música electrónica porque nos daba la oportunidad de hacer cosas nuevas, es un espacio en el que aún se hacen cosas nuevas. La cultura popular está acabando con su propia historia, por esto de la era posmoderna; ya no hay nada nuevo, más que algunos sonidos electrónicos. En el nuevo disco jugamos, por ejemplo, con sonidos glitch, que son sonidos que por lo general no son aceptados: golpes, pops, distorsiones, todas esas cosas que no son musicales en un sentido tradicional. Tratar de construir música a partir de esto representa un reto enorme. Me parece muy interesante la gente que ahora cree que la música electrónica solamente debería sonar a los ochentas, que sólo se deben usar sintetizadores análogos y un tipo de baterías. Para mí eso no es música electrónica, en lugar de convertirlo en una especie de música tradicional debe ser un espacio libre en el que se permita innovar.

¿Qué dirías que mantiene viva a la electrónica hoy en día?
Por un lado, la tecnología. Constantemente está mejorando y te permite hacer cosas diferentes. No hay casi nada nuevo que hacer con una guitarra eléctrica, o con alguno de los instrumentos de una orquesta, al menos de que los lleves a un lugar de tortuosa experimentación que resulta en sonidos muy desagradables. Una de las razones por las que no me gusta el jazz es porque alguien está torturando al saxofón; ese instrumento no está hecho para sonar así, es horrible, sólo porque puedes hacer ese sonido no significa que lo debas de hacer. Es muy interesante el tratar de ser experimental en el sentido de hacer algo que nunca hayas hecho. Ahora, cuando uno experimenta casi siempre fracasa, al igual que con la ciencia, casi todo es un desastre; una de cada 10 cosas son emocionantes. Después uno le agrega el toque humano y musical, y si se logran combinar resulta en algo hermoso.

¿Cómo eligen el setlist de sus shows para equilibrar la nostalgia ochentera y la energía de los beats nuevos?
Tenemos que lograr un balance. Sabemos que al público le encanta nuestras canciones viejas y a nosotros también, se han portado muy bien con nosotros y estamos muy orgullosos de ellas. Es por eso que las tocamos exactamente como las compusimos, son memorias preciosas para la gente y no debemos jugar con eso. En ese mismo sentido, tampoco vamos a ser una banda tributo a nosotros mismos; tenemos mucha nueva música que nos encanta y que nos ha costado mucho trabajo. Probablemente un 40% de nuestro set en México serán canciones nuevas, y lo bueno es que cuando las tocamos nadie va al baño o a la barra, a la gente les gusta lo nuevo. Cuando tienes un disco por supuesto que lo tocas todo, al tener 13 discos la cosa se complica mucho más.

¿Dónde prefieren tocar, en festivales o en shows solitarios?
Prefiero teatros grandes; tienes un muy buen sonido y gente suficiente para crear una atmósfera buenísima. Cuando veo grupos en vivo me molesta mucho estar hasta atrás con otras 50 mil personas. Claro que cuando nos ofrecen tocar el festivales así lo hacemos con mucho gusto también. Cuando tocamos en la Ciudad de México fue en un teatro grande con tres mil personas y fue increíble. La vibra fue fantástica sin ser un lugar enorme. Podía ver cada cara del público y ellos nos podían ver a nosotros, eso es lo que yo prefiero.

El vídeo de “So In Love” me recuerda mucho al Día de los Muertos. ¿Tuvieron la oportunidad de conocer esta tradición en sus visitas a México?
En realidad llevo 35 años fascinando por el Día de los Muertos. Los cultos religiosos me interesan tanto como la guerra, lo cual es raro porque soy ateo. Me gusta mucho el concepto del Día de los Muertos: su arte, la conexión que tiene la familia con sus ancestros, así que en el video tratamos de reflejar esas imágenes. En realidad la canción no habla sobre esa festividad, simplemente tomamos prestadas las imágenes porque creemos que son muy poderosas.

¿Qué podemos esperar de su próximo show en la CDMX?
Vamos a ir antes del lanzamiento del nuevo álbum, así que solamente tocaremos una o dos canciones nuevas. Lo bueno es que la gente de México las van a escuchar antes que el resto del mundo. Ya después tenemos una gira planeada para marzo del siguiente año y esperamos regresar a tocar todo el material nuevo. Como dije antes, tendremos una mezcla de éxitos, algunas cosas extrañas, canciones nuevas y muchísima energía. Estamos muy emocionados de tocar para el público mexicano.

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