Tame Impala en la Ciudad de México
Foto: Cortesía Time Out Singapore

Entrevista con Kevin Parker de Tame Impala

Platicamos con el vocalista de la banda australiana sobre Currents, su tercer Lp

Escrito por
Marta Salicrú
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Un hombre alemán grandote, con cabello blanco y corto, me lleva al backstage del Mehr! Theatre de Hamburgo, el gran recinto de espectáculos que esta noche llenó Tame Impala en febrero de 2015. Durante el concierto, después de disparar un par de veces los cañones de confeti, los miembros del grupo australiano de pop psicodélico recordaron la primera vez que tocaron en la ciudad alemana, “en la cafetería del Museo de los Beatles”, se ríen. Era 2010, cuando acababan de publicar su álbum de debut Innerspeaker. Ahora, después del éxito internacional del segundo, Lonerism (2012), y aún más del tercero, Currents (2015), los dos nominados al Grammy en la categoría de mejor álbum alternativo, tocan en un espacio con capacidad para 3.500 personas, y encabezan el cartel de festivales como el Primavera Sound de Barcelona junto a pesos pesados como Radiohead, PJ Harvey y Brian Wilson.

Espero en el backstage, en la puerta del camerino, que está custodiada por una señora rubia de mediana o casi tercera edad. Están intentando localizar a Kevin Parker, el hombre que hace los discos de Tame Impala solo en su estudio, y que encabeza la banda que los defiende en directo, pero no lo encuentran. A mediodía, a la hora a la que teníamos previsto hacer la entrevista, no he podido hablar con él porque, según me ha dicho la road manager, “se sentía mal”. Resulta que la noche antes salieron y llegaron muy tarde. Parker no esconde que se muere de la resaca cuando lo encuentran y me recibe en el tour bus de la banda, donde estaba escondido. “El camerino está demasiado lejos”, suelta con una sonrisa de párpados pesados, el pañuelo que lleva siempre como collar, que no se quitará en todo el rato. Estamos a febrero, pero la temperatura es suave para estar en el norte de Alemania.

Me siento como si estuviera invadiendo su intimidad: el autobus es como su casa durante su gira europea con la que han empezado el 2016. Después tocarán en Suramérica, en el Sudeste Asiático y en Japón antes de volver a Europa y alternar conciertos en el viejo continente con fechas en Norteamérica. Tienen conciertos programados hasta septiembre. Entre sorbitos a una botella de agua, y a pesar del malestar post etílico, Parker –de quien me habían advertido que podía responder entrevistas con monosílabos– está simpático y comunicativo. Parece que, a pesar de haber colocado la psicodelia del siglo XXI de Currents en las listas de los mejores discos del 2015 de todo el mundo, aún le impresiona que alguien coja un avión y viaje 1,700 kilómetros –la distancia entre Barcelona y Hamburgo– para hablar con él.

“Let it Happen” es la primera canción de Currents y la primera que los dio a conocer. ¿Este tema resume lo que es el disco, tanto en lo referente al sonido como a la filosofía?
Es el primer capítulo en que se presenta la situación. Si piensas en el disco como en una narrativa, que no lo es del todo, sería sólo de manera libre. Te das cuenta que hay más cosas allá afuera, y el primer paso es permitir que pasen. Al mismo tiempo es una buena indicación de lo que será el álbum. Parecía lo correcto ponerla al inicio porque es bastante diferente de lo que se había hecho antes: es pop, pero también progresivo.

Si el disco es una narrativa, ¿cómo se explica?
Quiere reflejar una transición personal. Avanzar hacia algo nuevo, puede ser cualquier cosa, no pretende ser específico. También trata de darse cuenta que estás cambiando como persona. No tanto de manera intencionada sino darte cuenta que está pasando y que no puedes hacer nada para evitarlo.

“Estoy cambiando, me he ido, soy más viejo, he pasado página”, cantas en “Yes, I’m Changing”, ¿el cambio también afecta a la música, ahora es sintética?
Dile eso a los fans de Tame Impala, acostumbrados a escuchar rock psicodélico o como quieras decirle, baterías y guitarras. Los dos cambios fueron en paralelo, las letras son como una ola que explica por qué eso está pasando y que el cambio no es una algo malo. 

“Si no piensas que es un crimen, puedes venir conmigo”, continúa la canción…
Sé qué va y sé que intimida, pero también es excitante. Da miedo pero es emocionante, es lo mismo que sientes cuando te das cuenta que te estás convirtiendo en otra persona.

Dejas entrar al disco influencias de R&B contemporáneo y de electrónica. “Let it Happen” acaba con el verso “Maybe I was ready all along”
Exactamente, eso es de lo que va la historia, de evolucionar artísticamente y sumergirte en ti mismo. En mi caso fue una cuestión de confianza, de darme cuenta que no me tenía que meter en una caja, que podía abrazar todas las cosas que me encantan, pensara o no que pertenecen al género. Es lo que había hecho antes, cerrarme, pensar que las melodías de R&B y los ritmos disco no encajaban en el rock psicodélico. Eso es lo que pensaba antes de entender que eso era tener una visión limitada.

Dices que los fans de Tame Impala estaban acostumbrados a escucharte hacer rock psicodélico, pero Currents te hace viajar más que algunas canciones de Lorenism.
¡Por supuesto! Creo que “Let it Happen” es una canción psicodélica. Si miras más allá de los instrumentos y los sonidos individuales, tiene aquella cosa de viaje. ¿Qué hace que una canción sea psicodélica o no? Creo que de todos los discos que grabe siempre dirán que son psicodélicos. Cuando hacía “Lorenism” pensé: “Ya está. Finalmente me he librado del rock psicodélico”. Y cuando salió todos se referían a él con este término. No me lo creía. Yo no creo que sea rock psicodélico. Pero supongo que es una cosa de la cual no me puedo deshacer, ni aunque lo intente, lo llevo en la sangre, en el ADN.

Está bien que te lo plantees así, en lugar de pensar que son todos los demás los que se equivocan.
Nadie se equivoca porque todos tienen razón. Creo firmemente que soy la última persona a quién tendrías que preguntarle cómo suena Tame Impala. Cualquier otro tendría una idea más clara de lo que es relevante del resto porque yo no puedo separarlo del hecho de que es parte de mí. No puedo describirlo. Si le pides a una madre que describa a su hijo te dirá que es precioso, que es diferente de todos los demás. Yo me siento igual con mi música.

Darte cuenta que había gente interesada en lo que hacías, ¿te dio esta confianza? ¿Te dieron ganas de llegar a más gente?
Compongo para mí, es claro. Pero saber que hay gente escuchándote da confianza, te lleva a ser más creativo y a hacer alguna cosa de la cual puedas sentirte orgulloso y que emocione a mucha más gente. Aunque también es una carga, una responsabilidad.

¿También es una carga ser tan perfeccionista ,como se dice que eres?
No creo que sea perfeccionista. Si lo fuera, la música sería muy diferente. Para mí lo que tiene de caótico hacer música es lo más importante. Lo desconocido. La imperfección es tan importante como la perfección. 

¿Estás orgulloso de las letras de Currents?
Sí. Me siento orgulloso de todas las letras que he escrito… o más o menos. En el pasado, a la hora de presentarlas tenía vergüenza. Sentía la necesidad de enterrarlas o esconderlas. Veo la voz como un instrumento más. Pero esta vez creí bastante en mí para darme cuenta que tenía una cosa por presentar, por proyectar. Un mensaje, supongo.

Aparte de no esconder la voz, también has estado más abierto como letrista.
Sí, del todo. Antes pensaba: “Ojalá pudiera sentir mejor las letras”. Me di cuenta que el mensaje de la canción era mucho más importante de lo que pensaba. Es la letra la que te atrae hacia una canción, más que ninguna otra cosa.

¿Te impactó ver que el público se identificaba con tus letras?
Esta es una de las cosas que siempre me han encantado de las canciones, la familiaridad. La música que me obsesionaba y de la cual me enamoré cuando era niño, me hizo ver que no era el único que se sentía de esta manera. Sabes que tienes una buena canción cuando una cosa es personal y completamente universal al mismo tiempo, esta paradoja hace que la música una a la gente. 

¿Ahora la confianza se te nota cuando estás sobre el escenario?
Sí, creo que sí. Al final he decidido ser un intérprete. He dejado de esconderme tras el cabello y de mirarme los zapatos. Fue una de esas cosas que aprendí al verme en video. Pensé: “Dios mío, ¡qué aburrido! Venga, chico, haz algo ”. Supongo que fue sentir que es ahora o nunca, que un día seré viejo y que mirando atrás puede ser que me arrepienta de no haberlo intentado.

¿Tienes la sensación de que lo que vives es extraordinario?
Sí, claro. Sé que ser un artista y tener éxito es raro, y estoy extremadamente agradecido. Me doy cuenta que es muy especial y quiero vivirlo al máximo, no quiero malbaratarlo.

¿De dónde te sale la necesidad de hacer canciones?
Es una sensación de haberte llenado. Como un tanque muy grande que se llenó poco a poco con cada experiencia. Y cuando abres la válvula se vacía hasta que no queda ni una gota, y no tienes nada más para decir. Has vaciado tu alma. Es un vacío extraño. Cuando acabé el disco tenía ésta sensación, más o menos de depresión. Sentía que no hubiera podido componer ni una melodía aunque lo hubiera intentado, porque ya había hecho todas las melodías que quería componer y todas las letras que quería escribir.

Es una sensación que gusta, pero...
Sí, no estaría satisfecho si no hubiera dado el máximo de mí mismo, ni me sentiría orgulloso sino hubiera estado a punto de volverme loco, si algo me dijera que no me había adentrado de manera bastante profunda.

¿Y cómo está el tanque ahora?
Se está llenando. Apenas acaba de cerrarse la válvula, pero se sigue llenando.

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