Tocamundos
Tocamundos en el Zinco Jazz Club

Infantil alejado de lo cursi

Arturo García, del grupo Tocamundos, nos platicó sobre su música y la reacción de los niños ante ella

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Tocamundos es una banda que mezcla música de distintos lugares, tradiciones y folclores. Desde música árabe hasta cantos gitanos, sin dejar de lado el sabor mexicano. Está formada por Benjamín Escalona, Jesús Alberto Cruz, Alejandro Sierra, Ana (así, tal cual), Arturo y Alejandro García. Todos son multiinstrumentalistas y tocan acordeón, piano, sintetizador, guitarra, darbuka, pandero, cajón flamenco, percusiones y flauta transversa. Por mera coincidencia, empezaron a enfocar su set en los niños y el resultado ha sido muy enriquecedor.

¿Cómo nace Tocamundos?
Empecé a tocar con mi sobrino y una amiga nos presentó a Alejandro Sierra. Él a su vez era amigo de Benjamín y de Ana. Ensayábamos en La Caracola, en la glorieta de Cibeles, e hicimos varias cosas juntos. Siendo este café un espacio de encuentro, pues ahí nos surgió la idea y empezamos a hacer proyectos juntos.

¿Se definen como World Music?
Sí, pero con arreglos y motivos que le agregamos para tener personalidad propia. Tocamos varios autores de jazz pero como los instrumentos con que lo ejecutamos son de diversas partes del mundo, incluyendo oriental, da como resultado una mezcla interesante.

¿Qué tipo de canciones tocan?
Folclores y tradicionales, pero también tocamos a Erik Satie, Duke Ellington, Consuelo Velázquez, Henry Mancini. También tenemos canciones originales como "Ella" o "Aires de campo"

¿Tocan sólo para niños?
No, para todo el mundo. Hasta en fiestas particulares y bodas. Como es música muy animada es muy fácil que le guste a todos.

¿Dónde han tocado para niños?
Cuando empezamos a ensamblar el grupo tocábamos en la calle, restaurantes y demás. Siempre el domingo era el mejor día, en parte por la cercanía con los niños y la familia. Ese día no se siente tanto estrés. En el Zinco Jazz Club hemos tocado en sus brunchs dominicales, y entonces armamos un show específico para los niños. Al principio nos dio un poco de miedo que los niños se aburrieran pero ocurrió todo lo contrario. Estuvieron muy atentos y contentos. En las canciones alegres se la viven bailando. Las lentas, difíciles de seguir con palmas, fueron bien recibidas y eso nos sorprendió.

Existe un estigma que, por ser niños no disfrutan la música.
Hay que hacer dinámico el proceso y platicarles, pero son capaces de disfrutar cualquier tipo de música.

¿Qué es lo que más te gusta de tocar para niños?
Su entusiasmo, la capacidad de asombro, expresar un gusto sin detenerse a pensar en el qué dirán. Es casi mágico.

¿Qué es lo último que escuchaste?

Un flautista muy bueno llamado Greg Pattillo. Además hace beatbox al mismo tiempo, es buenísimo, lo tienes que escuchar, ¡invítenlo a que venga a México!

¿Qué proyectos traen ahorita?

Cada quien anda componiendo, la idea es reensamblarnos más adelante.

¿Se puede vivir de la música?

Sí, sí se puede. Como cualquier cosa hay que dedicarle tiempo y esfuerzo, ya con eso.

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