Public Enemy
Foto: Cortesía Time Out AustraliaPublic Enemy

Razones por las que amamos a Public Enemy

Aprovechando que las leyendas del rap visitarán la ciudad, profundizamos en el concepto de la agrupación

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Responder esta interrogante no es cosa fácil. Mucho menos cuando vivimos inmersos en la generación -erróneamente llamada- "hipster", llena de sujetos que se atascan de flores la barba y el cabello a la menor provocación.

Public Enemy no tiene ningún empacho de regodearse en su machismo pulsante ni en la homofobia. De hecho, Chuck D subraya sin hipocresías: "No hay espacio para gays en la raza negra". Incluso, desde la fundación de la organización norteamericana, Alianza Gay y Lésbica contra la Difamación, mejor conocida como GLAAD, lo tiene en la mira. Entonces, ¿por qué nos gusta tanto?

Dos posibles respuestas

Teoría 1

De algún modo, todos experimentamos indignación contra la injusticia y compartimos una sensación pendular que, aunque pasajera, oscila del miedo a la desconfianza y de regreso, sobre aquello que percibimos como diferente. Quizá por ello, la palabra "naco" es tan socorrida en nuestro léxico, pues sirve para subrayar diferencias sociológicas.

En ese sentido, el combo de hip hop Public Enemy es un espejo en el que nuestras concepciones de iniquidad y protesta tienen un ardiente eco. Al mismo tiempo que nuestras (¿inevitables?) debilidades sectarias pueden verse humanamente reflejadas, sin tomar precauciones por caer en la inquisición de la policía de lo políticamente correcto.

Teoría 2
Hay muchos que gustan de farolear en esto de la música, concentrándose en la forma y dejando el fondo a los "pasados de moda".

Public Enemy, liderado por los MC Chuck D -activista político- y el hilarante Flavor Flav, con sus enormes relojes colgados al pecho, es el grupo de la supremacía negra por excelencia. Así, sin sensiblerías.

Si le dices afroamericano a Chuck D lo más probable es que te estrelle un puño en el tabique de la nariz. Sus canciones, a pesar de su radical y excedido orgullo afroamericano, lograron un impacto sin precedentes en la historia del hip hop. Sacudieron la industria discográfica y despertaron en los blancos un placer  y una inquietud masoquista por adentrarse en los madrazos del hip hop.

"El verdadero mérito de Public Enemy fue el de plantear preguntas que hasta entonces estaban en el tintero. Éstas definían las preocupaciones y los problemas de la gente que crece en los guetos", escribe Dani Relats, en Miedo a un planeta negro: la vieja escuela del hip hop (1973-1989).

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