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[title]Tras un proceso de reinvención personal con Calle Liberación, el trío madrileño Sexy Zebras vuelve con Bravo (2025), un disco que reafirma su identidad. Son una banda libre, feroz y sin miedo a decir lo que sienten. El álbum funciona como una declaración de principios, un grito que celebra la hermandad, la honestidad y la resistencia emocional.
Con once canciones que recorren emociones intensas, el grupo se muestra más auténtico que nunca. Desde la furia del pogo hasta la calma de una balada sombría, Sexy Zebras se despoja de etiquetas para hacer música que los representa. Bravo no sigue tendencias y apuesta por lo real.
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El título del disco, lejos de ser solo un nombre, tiene varias lecturas. Bravo es un aplauso, sí, pero también es valor, fuerza, carácter. La banda lo adopta como símbolo de su presente, directo, crudo, sin adornos.
Canciones como “Días de mierda” y “Mañana no existe” ya habían conectado con su público, y temas como “Bravo” o “Marisol” mezclan crítica social, ironía y emoción. También hay momentos más íntimos y experimentales como en “333” y “El Silencio” que bajan el ritmo, “C’est la vie” se lanza al rock noventero, “Flores a la guerra” al country-punk, y “Caracol” explora un sonido tex-mex melancólico. “Vivito y coleando” remite al pulso urgente de The Clash con la elegancia de The Police.
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Lejos de repetirse, Sexy Zebras sigue buscando nuevos caminos sin perder su esencia. Bravo tiene guiños al rock español —Loquillo, Extremoduro, Los Ronaldos—, pero suena a ellos. Todo en este disco, desde los riffs hasta los silencios, está pensado para sentirse real.
