Banda mexicana, Silvana Estrada
Foto: Cortesía Silvana Estrada

Silvana Estrada presenta Marchita, su nuevo disco

La artista veracruzana nos habló del desarrollo de la música latina y la composición de su nuevo álbum

Rodrigo Broschi
Escrito por
Rodrigo Broschi
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La primera vez que escuché a Silvana Estrada fue con una versión en vivo de “Marchita” –canción que da título al disco–. Su voz, me dejó las emociones a flor de piel. Me hizo pensar en el amor que me acompañaba en ese momento y en el que se me había escapado de las manos. Me dieron ganas de llorar. 

Silvana es una artista prodigiosa que tiene la garra y el corazón necesarios para representar a la nueva generación de cantautoras latinoamericanas. Del dolor, de Marchita y de las particularidades de ser una artista mexicana con reconocimiento internacional, platicamos.

¿Cómo descubriste tu pasión por la música?
Un momento clave fue la primera vez que me subí a un escenario, cuando tenía 13 años. Canté boleros y bossa nova. Me encantó sentir el vértigo de no saber si a la gente le gustaba o no.

Los géneros con los que iniciaste, ¿fueron herencia familiar?
En mi casa sonaba mucho jazz, música clásica y folclore. Crecí escuchando artistas como Miles Davis, Ella Fitzgerald, Billie Holiday y Betty Carter. Entonces, yo quería cantar así de bien y ser igual de libre con mi voz. Yo soy de Coatepec, Veracruz. No muy lejos de ahí, en Xalapa, está una de las pocas escuelas de jazz en México y ahí me formé. Entonces, fue mitad herencia familiar y mitad interés personal.

Eres una artista que ha causado un gran impacto, en México y en el extranjero. Tu nombre comenzó a hacer eco después de la publicación de “Si Me Matan”. En relación a esta canción, ¿crees que las propuestas musicales latinas se distinguen por acompañar movimientos sociales?
Yo creo que sí. Somos culturas jóvenes en comparación con Europa. Las democracias latinoamericanas son recientes y nos hemos enfrentado a un montón de vicisitudes en la construcción de nuestras sociedades. Todavía hoy sigue siendo difícil abrir el tema del feminismo y generar soluciones. Pasa lo mismo con la seguridad y la educación. Entonces, el español tiene un peso que yo no le conozco a otros idiomas. El peso de la poesía dentro de la política y la lucha social. La música latinoamericana tiene una cosa muy especial; la visera que se le escucha a Mercedes Soza, Soledad Bravo o Chavela Vargas.

Sobre la incorporación a esferas internacionales. ¿Qué representó para ti ser parte del Mes de la Herencia Hispana por parte de Tiny Desk?
Fue increíble. Lo grabé en mi casa, en mi pueblo. Me ayudaron vecinos, amigos y mi familia. Mi papá incluso cantó conmigo al final y mi mamá le preparó comida a todo el crew. Fue un trabajo colaborativo en mi comunidad que generó orgullo e identidad, porque de Coatepec no se habla mucho, aunque es un pueblo lindo. Entonces, fue importante para mí crear una narrativa con la que la gente se pudiera identificar y sentirse orgullosa.

Profundizando en Marchita, tu álbum debut. Dices que componerlo fue un proceso muy orgánico. Platícame más.
Algo que conecta el proceso creativo de todas las canciones de Marchita es lo terapéutico que resultó para mí. Aprendí y crecí con este disco nomas’ de escribirlo. Le compuse al amor desde un lugar distinto, no el de la idealización, sino el de la humildad, el que tiene que ver con el duelo.

¿De qué forma entiendes la reconciliación con el dolor?
Creo que hay que reconciliarse con la tristeza, pero también con la alegría. Hay que reconciliarse con la idea de que ninguna de las dos será constante o eterna. Tenemos que hablar de manera más generosa sobre las emociones.

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